La Policía Nacional detuvo ayer a siete menores de edad en Zaragoza por distribuir fotografías eróticas de una niña de 13 años a través de WhatsApp. La menor había enviado las fotografías de manera voluntaria a uno de los detenidos, al que había conocido a través de Internet. El receptor decidió, presuntamente,  distribuir las imágenes entre sus amigos a través de la mencionada red social, lo que provocó una transmisión masiva en pocos minutos. Todo ello sin el consentimiento de la víctima.

El sexting consiste en el envío de contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o vídeos) producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles. Con las redes sociales, surge un riesgo: la difusión masiva e incontrolada de dichos contenidos. En el caso de sexting se trata de contenidos muy íntimos, generados por los propios remitentes, mediante la grabación de sonidos, fotos o vídeos propios en actitudes sexuales, desnudos o semidesnudos, normalmente con destino a una pareja sexual o amorosa, aunque también en no pocas ocasiones a otros amigos, como un simple juego. Esto expone al creador o creadora de dichos contenidos a graves riesgos.

PantallasAmigas lleva tiempo analizando los motivos de las y los adolescentes para practicar sexting. ¿Por qué lo hacen? ¿Qué los empuja a ello? La respuesta no es fácil ya que es una práctica reciente sobre la que aún no hay estudios concluyentes, pero pueden influir uno o varios de estos factores:

  • Creen que una imagen en un terminal móvil está segura y no son capaces de proyectar, de imaginar, las variadas formas en que esa imagen puede salir del dispositivo. Un robo, un error, una broma, un extravío… o la voluntad de su propietario.
  • Confían plenamente en la discreción por parte del destinatario del envío. Carecen de experiencia vital suficiente que les invite a pensar en que las cosas, en la vida, cambian por muy diversos factores.
  • Sienten cierta presión de grupo que les lleva a ganar notoriedad y aceptación en este contexto, el digital, tan importante para ellos. Este factor, añadido a la plenitud hormonal, puede generar combinaciones poco recomendables.
  • Las influencias y modelos sociales distan del recato. La exhibición de relaciones sexuales o desnudos por personas no profesionales, comunes, abundan en la Red. Si pueden ver a cualquier persona anónima en su intimidad a través de la Red, no parece tan grave que uno aparezca de esta guisa. El desnudeo es algo común, hasta cierto punto normalizado.
  • Desconocen las consecuencias que para su vida puede llegar a tener el hecho de que esa imagen comprometida sea de dominio público.
  • La natural falta de percepción del riesgo que acompaña a la adolescencia y el espíritu transgresor desencadenan ciertos desafíos. En algunos casos resulta simplemente divertido, en otros, sirve para coquetear o dar otro contenido a una relación.

Menores y adultos que practican sexting corren diferentes tipos de riesgo, entre ellos que dichas imágenes acaben siendo usadas para una sextorsión por parte de sus destinatarios o de terceras personas que se hagan con las mismas por diversos métodos (acceso ilegal al ordenador, al teléfono móvil por Bluetooth, etc.). El peligro se multiplica si junto a las imágenes se publican datos personales o incluso se asocian a perfiles en redes sociales, como sucede cada vez con más frecuencia. Aquí una lista de reproducción a modo de prevención.

 Podéis encontrar más información sobre el sexting en sexting.es

Noticia detención menores vía elmundo.es