Cada vez son más las personas usuarias de telefonía celular que no pueden separarse del mismo ni un instante, un fenómeno conocido como nomofobia. Muchos de ellos se encuentran incómodos o preocupados si no chequean los programas de mensajería o redes sociales a las que están inscritos, llegando incluso a tener problemas para dormir por la dificultad de desconectar de ese entorno social.
El término, aunque cada vez más utilizado, no es un término médico ni una psicopatología reconocida por la Organización Mundial de la Salud. La nomofobia, ese miedo irracional a perder u olvidarse el celular es realmente una abreviación del inglés “no-mobile-phone phobia”. La nomofobia no es una adicción, sino más bien una situación de estrés o nervios debido a no poder tener disponible el teléfono celular. El término correcto para lo que algunas personas denominan adicción sería uso excesivo o problemático. Jorge Flores, director y fundador de PantallasAmigas comenta en el reportaje que “las tecnologías no son las que generan adicción, son el vehículo en el que algunas personas desarrollan esa necesidad de ‘engancharse’ a algo”.
Esa dependencia en el teléfono, utilizándolo de manera continua, es de lo que se aprovechan muchas veces los ciberdelincuentes para hacer daño a sus víctimas. Utilizar el celular sin tomar las medidas necesarias (algo por desgracia habitual) puede derivar en casos de grooming o sextorsión, así como de ciberbullying por parte de los propios compañeros.