“Fran, la respuesta es sí, ahora cuéntamelo” es una frase que puede sintetizar cómo era él y qué tipo de relaciones generaba, desde la confianza y el aprecio. Decirle que sí no tenía ningún riesgo porque era una gran persona.
Mi nombre es Jorge y tuve la suerte de cruzarme con Fran, Fran de Google. Cuando falleció hace 3 meses leí en las redes sociales muchos mensajes de aprecio y condolencia. También, me consta, llegados a la familia de personalidades muy notorias. Además han sido muchos los artículos dedicados por amistades y profesionales que se han sabido afortunadas por compartir ideas, ilusiones, proyectos, trabajos, preocupaciones, anécdotas, alegrías… vida en definitiva, con Fran. Me gustaría hacerme eco de algunos de ellos destacando algunas frases:
En El País, titulaba Mario Tascón “Francisco Ruiz Antón, la cara amable del algoritmo de Google” un artículo donde lo define como “un hombre bueno”. Dice además que “siempre contestaba a quien le llamaba y convirtió en muy cercana una empresa que, de otro modo, habría sido una fría multinacional más para el público”.
“Muere Francisco Ruiz Antón, la sonrisa de Google”, escribía Álvaro Matud en El Mundo, y comentaba que “Fran estaba abierto a todos, con una verdadera diversity. Su agenda no se cierra a nadie y muchos de esos contactos se convierten en amigos y amigas para siempre.”
“La suerte de que te toque un Fran Ruiz Antón en la vida”, es el título que para El Español escogieron Miguel Elizondo y Miguel Ángel Uriondo donde, al referirse a su enfermedad le describen así: “Muy pocos se percataron de sus mínimas ausencias en el trabajo. Él siempre se presentaba con la mejor de las caras y mostrando mucho más interés por saber de ti que por contar sus penas“
En el artículo “Fran Ruiz Antón, de Google al cielo”, de ABC, Paloma Cervilla dice de él “Así era Fran, amigo de sus amigos, optimista, discreto, apasionado del periodismo y de la comunicación”.
Por último, en el “Obituario de Fran Ruiz Antón” de Fundación Fide, Bárbara Navarro y María González nos recuerdan que “con él se ha ido una persona extraordinaria, única, que vivía y disfrutaba la vida con tal intensidad que a veces era difícil seguirle, un amigo incondicional, un gran compañero. Fran era excepcional en muchos aspectos y uno de ellos era su capacidad para recordar momentos con una precisión inusitada”.
Estos testimonios me han ayudado a conocerle más en otras facetas y etapas de su vida por lo que también doy las gracias a quienes los han escrito.
No sé exactamente cuándo empecé a tener relación con Fran… puede ser que en 2012, aunque pronto él tuvo que cubrir el hueco de Bárbara Navarro dejando en su posición a Antonio Vargas. A partir de ahí, el contacto con él se redujo a algunos eventos donde siempre tenía un ratito para compartirte, siquiera unas palabras para ponerte al día. En una de las últimas me mencionó su enfermedad, sin dramatismos, al saber que me conocía y me interesaba por “sus ausencias”. También se prestó, generoso como siempre, a dedicarnos un rato y hacernos entrega personalmente de un galardón de YouTube. Viendo la foto, y me he topado con ella muchas veces, siempre pensaba “¡qué majo Fran, cómo se enrolló!”.
Lo que a mí “me tocó” de Fran no fue mucho en cantidad, pero fue muy bueno, extraordinario. Una relación empática, respetuosa, considerada, franca, directa y sobre todo muy agradable. Fran te hacía sentir muy cómodo, muy bien, y lo hacía con sinceridad y entrega, con vocación.
Recuerdo una conversación con él que puede definir qué clima creaba. Me llamó y me dijo: “Jorge, tengo una cosa para vosotros. Te cuento a ver si os puede interesar”. Le contesté “Fran, la respuestas es sí, ahora cuéntamelo”. Esa confianza con depende quién puede ser arriesgada, pero con él era una apuesta segura. Queda decirle en su despedida un “Gracias Fran por todo lo que nos has aportado”.