Grooming, ciberbullying y pornografía son los temas que más preocupan a padres y madres del medio digital
En la carretera no basta con que uno esté manejando el vehículo con toda precaución y respetando las normas para evitar el peligro, pues no se puede asumir que el resto de conductores actúe con igual responsabilidad. El riesgo depende de la suma total de los factores que confluyen en el mismo entorno. Si trasladamos esta realidad a las nuevas tecnologías, Internet se convierte en una autopista llena de posibilidades y amenazas a partes iguales. Sin embargo, el 60% de padres y madres no considera necesario supervisar a sus hijos/as mientras navegan por la Red, según un estudio de Qustodio.
Menos de la mitad de las familias está pendiente de sus criaturas cuando se conectan. De hecho, sólo el 26% utiliza una herramienta de control parental para vigilar los contenidos que se visitan. La multitud de peligros que pueden acechar en el medio digital a los usuarios de edades infantiles se contrapone con este bajo porcentaje de progenitores interesado en vigilar la conexión que se consume en el hogar.
Entre las mayores preocupaciones de las unidades familiares con hijos por debajo de los 12 años, se encuentran el posible acoso de adultos a menores conocido como grooming -práctica que ha crecido un 410% en los últimos años-, el ciberacoso o ciberbullying y el fácil acceso a la pornografía.
Uso abusivo y riesgo de padecer trastornos psicológicos
La relación de los jóvenes con los dispositivos digitales se sustenta en dos pasatiempos principales: las redes sociales y los videojuegos. Ambos espacios captan la atención de la adolescencia de tal modo que, si no se toma con precaución, puede llegar a incurrir en problemas graves como la adicción digital o en trastornos psicológicos relacionados con la depresión e incluso, la alimentación.
No es nada nuevo que las cuentas de social media influyen negativamente en la autoestima del sector más joven de la población. Plataformas como Instagram suponen un escaparate de cuerpos estereotipados con los que una considerable cantidad de adolescentes se compara reiteradamente. Consciente del poder que ejercen en edades tempranas la imágenes publicadas en su portal, esta red social alerta de la sensibilidad del contenido asociado a hashtags como #mia o #ana, dos términos que se utilizan en la Red para referirse discretamente a la bulimia y la anorexia.
La educación, el mejor control parental
La publicidad de cánones de belleza a menudo imposibles de alcanzar y el uso abusivo de las redes sociales presentan a las usuarias más jóvenes un escenario difícil y estresante. Del mismo modo que el abuso de videojuegos o del móvil en sí mismo pueden convertirse en un problema real si no se le presta atención en el inicio.
La disponibilidad a golpe de click de información relativa a prácticas de riesgo -como la apología de trastornos alimentarios- plantea la necesidad de implicarse en la relación de los menores con Internet. Los padres y madres pueden involucrarse conociendo el contenido por el que se interesan los menores y limitando sus tiempos de uso de los diferentes dispositivos digitales.
Si bien existen multitud de herramientas que bloquean el acceso a ciertos contenidos o envían una analítica del historial, la principal técnica que deben poner en valor las familias es la educación. A efectos reales, no hay mejor sistema de control parental que inculcar a los hijos/as una mente crítica y consciente de los factores de riesgo que nos acompañan en la Red.