- Presión social por mostrarse como “buenas madres y padres”, mensajes contradictorios y viejos miedos que irrumpen en la labor de parentalidad digital de las familias españolas y europeas.
- EU Kids Online (UPV/EHU) da voz a las familias a través de los resultados de una encuesta a 850 madres y padres entorno a las experiencias digitales en el entorno familiar.
Desde su creación en el año 2006, la red europea de investigación EU Kids Online (EC’s Better Internet for Kids), ha contribuido con una sólida base de evidencias empíricas a mejorar el conocimiento de las oportunidades, los riesgos y la seguridad de las niñas, niños y adolescentes europeos. Desde EU Kids Online, se le da especial importancia al papel de la familia como agente mediador de las experiencias de los menores, considerándolo como clave para maximizar las oportunidades online de los menores y minimizar los riesgos (daños). Los diferentes equipos de EU Kids Online, colaboraron entre el otoño de 20017 y el verano de 2019 para llevar a cabo una gran encuesta a 25.201 niñas, niños y adolescentes en 19 países europeos. El principal resultado de este estudio, se refleja en el informe EU Kids Online 2020: Resultados de la encuesta de 19 países, que mapea el acceso a Internet, las prácticas, las habilidades, los riesgos así como las oportunidades que la red ofrece a los menores europeos entre 9 y 16 años.
Por otra parte, España, representada en esta red por el equipo EU Kids Online de la UPV/EHU ha sido el primer país de la red que ha publicado, en un informe con los resultados de la segunda ola de la encuesta a familias. Recientemente, Irlanda, en colaboración con el Consejo Consultivo Nacional para la Seguridad online también ha publicado un nuevo informe, en el que se refleja la perspectiva de las familias. Este post resume las principales conclusiones contenidas en el último informe publicado por el equipo de EU Kids Online España (SIC-Spain). Los resultados obtenidos son parcialmente comparables con los anteriores de 2010 de otros países europeos, así como de España, y nos permite apreciar cómo los diferentes cambios socio-tecnológicos han sido asumidos por las familias y cómo esto puede estar relacionado con su nueva forma de mediar las actividades digitales de sus hijas e hijos. De igual modo, las preocupaciones y los conflictos familiares entorno al uso de Internet, así como la percepción de los riesgos a los que se exponen los menores, también marcan parte de los resultados obtenidos de esta investigación.
La Unión Europea ha promovido con éxito acciones coordinadas a nivel nacional de diferentes partes interesadas centradas en un Internet más seguro y mejor para los menores y el papel de las familias en esta materia, y también lo han hecho iniciativas nacionales como PantallasAmigas cuya misión principal desde 2004 es promover un uso seguro y saludable de Internet y otras TIC, así como promover una ciudadanía digital responsable entre los niños y adolescentes. PantallasAmigas ha organizado recientemente una jornada (Ciudadanía Conectada 2021) centrada en «Los derechos de la infancia y la mediación parental en el contexto digital» en el marco del proyecto SIC-SPAIN 2.0, con el apoyo de Fundación MAPFRE, Google, Twitter y el apoyo institucional de INCIBE. Durante este evento, diferentes instituciones y organizaciones cuyo principal objetivo es la protección del bienestar (digital) de los menores, mostraron sus inquietudes entorno a los diferentes factores y actores que pueden afectar a las experiencias digitales de las familias españolas y europeas.
Los procesos de parentalidad digital en las familias españolas, al igual que en otras familias europeas, se mezclan -cada vez más- entre lo online y lo offline. Ansiosos por ofrecer «lo mejor» a sus hijas e hijos, las familias españolas se enfrentan a una tarea difícil y desconcertante en demasiadas ocasiones. Sus prácticas y decisiones digitales surgen de viejos temores y están condicionadas por las diferencias socioeconómicas y educativas de las propias familias, lo que deja a algunas de ellas en clara desventaja digital, pudiendo esto afectar a la propia alfabetización digital y aprovechamiento de las oportunidades online de sus hijas e hijos. Madres, padres y tutores legales son a menudo criticados y sometidos a una fuerte presión social dominada por críticas injustas tales como su refutada incompetencia digital.
No obstante, la mayoría de las madres y de los padres españoles, lejos de verse a sí mismos como «inmigrantes digitales«, se autocalifican como individuos con altas competencias digitales. Si comparamos los resultados con los obtenidos en 2010 para España, se aprecia un avance en el desarrollo de las habilidades digitales de las familias, especialmente entre aquellas familias con mayor nivel de renta y de educación, pues superan las habilidades de los hijos en las cinco áreas de competencia digital. En resumen, podríamos decir que las familias españolas se están volviendo más competentes digitalmente. Sin embargo, madres y padres con menor nivel de ingresos y estudios manifiestan una gran falta de confianza en el uso de Internet en comparación con el resto, y también se consideran en gran desventaja digital en comparación con sus hijas e hijos.
La mayor preocupación de las familias españolas (79 %) es que un desconocido contacte con su hija o hijo, y muy de cerca le sigue el rendimiento escolar de sus hijas e hijos (78 %) o que sean acosadas o acosados (77 %). Llama especialmente la atención que, a pesar de que el hecho de quedar con extraños, también conocido como el controvertido riesgo del “stranger danger”, haya sido ampliamente debatido en las últimas décadas por la falta de evidencias entorno a consecuencias dañinas para los menores, y comparado con otros riesgos como el ciberbullying que sí implican daño directo en el menor, esto sigue suponiendo para las familias españolas el principal motivo de preocupación. Muestra de esta discrepancia, se aprecia en las respuestas que ofrecen los menores, ya que no ven consecuencias negativas cuando contactan o se reúnen con personas que no han conocido antes, probablemente viéndolo como una oportunidad para socializar.
Por otra parte, cabe destacar que lo que sus hijos hacen online usando su teléfono u otros dispositivos es una causa menos frecuente de conflicto que la relacionada con el tiempo que sus hijos están online. Tal y como muestran las evidencias, esto demuestra que las madres y los padres españoles podrían estar recibiendo consejos contradictorios, lo que les lleva a preocuparse en exceso por el tiempo que sus hijos pasan online en lugar de centrarse en lo que realmente hacen en la red. La concienciación de las familias sobre la exposición al riesgo de sus hijas e hijos también es bastante moderada, especialmente baja en lo que respecta a los más pequeños, y probablemente poco realista si se compara con las respuestas anteriores de los niños. El contacto con extraños, coincidiendo con su principal preocupación, es el riesgo que los padres consideran más frecuente entre sus hijos.
Las familias españolas, a diferencia de lo que muestran los hallazgos de 2010, muestran una preferencia general por estrategias habilitantes, basadas en la comunicación, diálogo y compartir experiencias con los menores y, que se asocian a más oportunidades online para sus hijas e hijos. En cambio, y tomando esto como un resultado positivo, las reglas que implican restricciones en el uso de internet, y directamente relacionadas con menos oportunidades para los menores, tienen menos éxito entre las familias españolas. Sin embargo, es especialmente destacable que dos estrategias habilitantes concretas, que implican un uso beneficioso de Internet para los menores, tales como compartir actividades online o animarles a aprender cosas en Internet son las menos practicadas por las familias españolas. Las evidencias muestran que los niveles más altos de habilidades de los padres están vinculados a estrategias de mediación más activas (habilitantes) que aumentan las oportunidades (digitales) de los menores. Madres y padres que se consideran menos hábiles tienden a restringir más las actividades de sus hijas e hijos a costa de reducir los beneficios digitales. Esto nos lleva a pensar que las familias españolas, y en concreto las de menos recursos cuya situación de vulnerabilidad se ha visto especialmente agravada por la pandemia, sí necesitan una atención especial por parte de los agentes encargados de promover un Internet más mejor y más seguro, así como la igualdad de oportunidades para todas las niñas, niños y adolescentes.
¿Podrían ser estos resultados un buen punto de partida para repensar cómo potenciar la propia confianza digital de las familias españolas y europeas para lograr procesos de parentalidad orientados digitalmente de forma más positiva y en beneficio del bienestar de nuestras hijas e hijos?