Internet es un entorno de oportunidades que, por desgracia, en demasiadas ocasiones son aprovechadas para ejercer la violencia. Es un contexto en el que se da una gran asimetría, que otorga más posibilidades de causar daño y quedar impunes, sin apenas posibilidades de defensa real frente a esas agresiones. Es un contexto que incluso facilita culpabilizar a quienes han sido víctimas de amenazas y acoso.
La violencia de género es una manifestación de un problema estructural basado en la desigualdad entre hombres y mujeres, que tiene una presencia e impunidad cada vez mayor en el contexto digital. La propia tecnología está sirviendo para seguir estableciendo relaciones de poder entre hombres y mujeres, y recrear discursos que reproducen conductas sexistas y perpetúan estereotipos de género.
Según el estudio sobre la “Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud”, realizado por el CIS para la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, una de cada tres personas jóvenes de entre 15 y 29 años considera inevitable o aceptable, en algunas circunstancias, controlar los horarios de sus parejas, impedir que vean a sus familias o amistades, no permitir que trabajen o estudien, o decir qué pueden o qué no pueden hacer. No saber identificar el maltrato ha hecho crecer un 10% la violencia de género entre adolescentes. Los datos de éste y otros estudios recientes, así como de nuestra propia experiencia trabajando con alumnado, demuestran que entre adolescentes este tipo de violencia psicológica no se percibe como tal e incluso se llega a normalizar.
Es por ello que, la campaña “Diez formas de violencia de género digital”, desarrollada en colaboración con la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, dependiente del Ministerio de Sanidad. Servicios Sociales e Igualdad, no habla de cualquier tipo de ciberviolencia, sino de aquella que ocurre dentro del contexto de la violencia de género. La campaña se enfoca en la forma en que la violencia de género se reproduce en Internet, y tiene como objetivo reflejar la desigualdad y la discriminación que sufren las mujeres en Internet por el simple hecho de ser mujeres.
Las animaciones muestran situaciones en las que son los chicos quienes agreden, muchas veces sin dar cuenta, a sus compañeras. El objetivo es visibilizar estas situaciones y provocar la reflexión para su posterior rechazo. La violencia de género digital la tenemos delante de nuestros ojos pero aún estamos aprendiendo a verla; es una violencia que se manifiesta de una manera diferente y silenciosa, que debe ser señalada y reconocida por quienes la viven y condenada por toda la sociedad.
En Internet se reproducen de forma sistemática gestos, patrones y comportamientos que son injustos para las mujeres. Estos gestos innecesarios y fácilmente evitables son muchas veces legales, consentidos y normalizados por la sociedad. El objetivo de visibilizar este tipo de violencia no es encontrar culpables, sino enseñar a la sociedad a no cometer estas agresiones. Quien comete comportamientos sexistas de forma inconsciente y causa daño es responsable de entender por qué esa acción es sexista y debe conocer qué puede hacer para remediarlo.
También estamos ante una situación de violencia denunciable y reprochable cuando una mujer lleva a cabo estos gestos y agresiones contra un hombre. Pero no estaríamos hablando de violencia de género, ya que no hay una relación de poder de la mujer sobre el hombre: en los casos en los que un hombre sea maltratado por una mujer, hay que sacar el género de la ecuación y juzgarlo en su contexto y sus motivaciones propias, que serán diferentes en cada caso. PantallasAmigas cuenta en su canal de YouTube con múltiples animaciones que reflejan situaciones de ciberacoso de chicos a chicas, de chicas a chicos, de chicas a chicas y de chicos a chicos. Que existan campañas que traten de combatir la violencia de género no significa que se eliminen o dejen de hablar sobre otros tipos de violencia en la sociedad. Esta campaña suma, no resta.