Algunos hombres o mujeres buscando un momento de placer o una aventura a través del cibersexo, intercambiando mensajes e imágenes, se han encontrado con su peor pesadilla, larga y tenebrosa, porque la pareja con la cual intercambian mensajes de texto o imágenes, termina acosándolas, extorsionándolas o hurtándoles la identidad.
Recientemente una internauta de Tegucigalpa fue acosada por un cibernauta: que le dijo que le iba contar a su marido que ambos practicaban sexo virtual sino seguían manteniendo la relación o le daba una buena suma de dinero.
Según la policía hondureña durante los diálogos que mantienen las personas con sus amantes de Internet, sin darse cuenta revelan algunos datos personales como su verdadero nombre, número de identidad, actividad a la que se dedica y hasta la clave de su tarjeta de crédito.
Otro riesgo cada vez más frecuente se da cuando captan las imágenes de mujeres adultas y niñas para publicarlas en webs de pornografía y así ganar dinero. En Honduras no existe una campaña educativa que oriente a los adolescentes sobre el peligro que representa entablar contacto con extraños a través del chat, según informa la policía del país centroamericano. Tampoco se advierte a las muchachas de que no acudan solas a convocatorias de supuestos castings para modelos, porque corren el riesgo de que sean esclavizadas por los tratantes de personas o que sus imágenes sean vendidas a la industria de la pornografía.
Fuente: La Tribuna