Estas solicitudes fueron definidas en el estudio como «peticiones para realizar actividades sexuales o mantener conversaciones sexuales o para dar información sexual personal, que no eran deseadas y que fueron realizadas por un individuo de 5 ó más años». Para determinar su incidencia se preguntó a los chicos si en el último año:
- …¿alguien en Internet ha intentado que hablases online de sexo cuando tú no querías?
- …¿alguien en Internet te ha pedido información sexual tuya cuando no querías responder a ese tipo de preguntas? (preguntas muy personales acerca del aspecto de tu cuerpo o actividades sexuales que has realizado)
- …¿alguien en Internet te ha pedido que hagas algo sexual que no querías hacer?
Según la autora principal del informe, Lisa Jones, «pese a que las constantes noticias acerca de los riesgos en Internet podrían dar la impresión de que todos los problemas online están empeorando para los jóvenes, no es el caso. El entorno online podría estar mejorando.»
Una hipótesis acerca de la reducción de las solicitudes sexuales sería el traslado de las interacciones a las redes sociales. Según los autores, la naturaleza de estas redes hace difícil recibir solicitudes fuera de contexto de personas totalmente desconocidas y circunscribe las comunicaciones de los menores sobre todo a su círculo de amigos conocidos (al contrario de lo que apuntarían otros informes).
Otro factor al que apuntan los autores es que la facilidad de reenvío de la solicitudes de sus pares con comentarios del tipo “¡Fiu! Mira lo que me acaba de mandar Fulanito” crea la percepción de que si mandas algún mensaje de sexting acabará siendo público y avergonzándote.
Los resultados de una investigación reciente efectuada por un panel de jóvenes de instituto y universitarios en una conferencia acerca de Facebook apuntarían en ese sentido: los usuarios de esta comunidad virtual son plenamente conscientes de hasta qué punto es pública cualquier cosa que se publique en ella.
Nancy Willard, del CCRC, también destaca la diferencia entre riesgo y daño real: «Recibir una solicitud sexual no deseada es un riesgo. Cuántos adolescentes han resultado dañados es una cuestión mucho más importante.» Según su estudio de 2000 menos del 1% de las solicitudes llevó a un encuentro físico y de ellas ninguna acabó en una relación sexual.
Con todo, algunos medios han trasmitido la falsa idea de que esas solicitudes online en busca de sexo equivalen a una tasa equivalente de depredadores. Pero en los informes del CCRC nunca se ha indicado que provengan de adultos extraños: de hecho otros menores y jóvenes adultos son los que envían entre el 90 y el 94% de dichas solicitudes, cuando la edad es conocida. Además muchos de estos mensajes pretenden más fastidiar que seducir para un encuentro sexual offline. Según los investigadores de la Universidad de New Hampshire las solicitudes agresivas de adultos a adolescentes para tener un encuentro offline, llamadando al teléfono, o enviando emails, dinero o regalos… constituían tan sólo el 1%.
Los autores del estudio advierten de que sus resultados no deben ser interpretados como que el 10% de los menores son solicitados por depredadores adultos online ni que dicha depredación se haya reducido. De hecho los delitos cometidos con éxito por dichos depredadores parten normalmente de solicitudes consideradas deseadas por sus víctimas.
Fuente: Connect Safely y CCRC.