Según ha quedado probado durante el juicio, en octubre de 2008 una adolescente y su amigo (ambos menores) atrajeron a varios hombres mediante anuncios de prostitución en Internet hasta el bloque de pisos en que residían. Cuando llamaban al portero automático la chica les pedía que depositase su teléfono móvil en un buzón de la casa supuestamente para “garantizar su seguridad”. Tras hacerlo, recibían orden de esperar fuera del portal, aguardando nuevas instrucciones, momento en el cual aprovechaban los condenados para vaciar el buzón. Entonces les exigían depositar 300 euros en el buzón si no querían que los contactos que tenía en el móvil se enterasen de que era un putero y un pederasta (sic).
En total, los menores obtuvieron 816 euros de dos víctimas con este método de chantaje. Ambos acusados aceptaron su culpa y han recibido como condena indemnizar a sus víctimas y un año de libertad vigilada para cada uno.
Fuente: Ideal.es