(Artículo de José David Palacio publicado en ParaSaber.com.)
Cada vez son más numerosos los casos de acoso y extorsión en los que se ven involucrados los jóvenes en la Red
Muchos padres se encuentran en una encrucijada a la hora de educar a sus hijos en el entorno de las nuevas tecnologías y, en concreto, en el mundo de Internet. Bien por desconocimiento o bien por incapacidad de control paterno, los menores muchas veces se ven expuestos a amenazas serias derivadas del uso de la Red. Por ello, deben quedar claros tres conceptos que se presentan como los principales riesgos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC): ciberbullying, grooming y sexting.
El ciberbullying se produce cuando un/a menor atormenta, amenaza, humilla o molesta a otro/a mediante Internet, teléfono móvil, videoconsolas u otras tecnologías. El ciberbullying puede ser el paso siguiente al acoso sobre una persona o un punto de inicio difícilmente perceptible por padres y educadores. El problema es aún más grave a la vista de las contundentes cifras: el 42% de los niños de 6 años está en alguna red social, según el eurobarómetro, a pesar de que el límite de edad son los 14 años.
Redes como Tuenti (en mayor medida en nuestro país), Facebook o My Space constituyen la vida online de los jóvenes, sitios abiertos donde cuelgan su información personal, sus hábitos de vida, incluso fotografías personales, y contactan con sus amigos. Por ello, las redes sociales se convierten en una plataforma mucho más potente para el abusador a la hora de intimidar y amenazar a otro, ya que cualquier acción difamatoria que realice allí será vista por todos los contactos del abusado quedando en evidencia ante ellos. Tanto que ya se han dado casos extremos como el de Phoebe Prince , una joven irlandesa de 15 años que emigró a Massachusetts y que se suicidó el pasado mes de enero al sufrir bullying por Internet de sus compañeros al recibir insultos y amenazas a través de emails.
El grooming, o engatusamiento, se refiere a aquellas prácticas online de ciertos adultos para ganarse la confianza de un/a menor con fines de satisfacción sexual. Esta práctica está íntimamente relacionada con la pornografía infantil, la pederastia y deriva en casos de abuso sexual. Los acosadores se ponen en contacto con menores, ya sea por las redes sociales, por chat o videochat o por foros de contactos. En la gran mayoría de los casos falsifican su identidad con el fin de conseguir un encuentro con el menor.
Esta práctica resulta si cabe más escalofriante a la luz de las conclusiones de un estudio realizado por la Universidad Rey Juan Carlos denominado “Usos de Internet entre los menores de la Comunidad de Madrid. Riesgos y características”. Un 16% de los menores entre 12 y 17 años reconoce usar la Red para contactar con extraños y un 23% de ellos dice haber llegado a tener citas con desconocidos. Además, un 5% reconoce que tuvo una experiencia muy desagradable o peligrosa durante esas citas.
Por último, el sexting es una práctica consistente en el intercambio de contenidos personales de tipo sexual (fotografías o videos) por medio de teléfonos móviles o Internet. Estos envíos suelen producirse entre parejas o bien con el fin de intentar seducir a otra persona, pero el peligro viene dado en que muchas veces se suele contactar con gente desconocida. La extorsión con hacer públicas esas fotografías propicia graves problemas psicológicos al menor, que en algún caso han acabado en suicido.
Los padres no están indefensos ante estas amenazas a las que se exponen sus hijos cada vez que se conectan a Internet. Existen varias asociaciones que alertan sobre estos riesgos e indican cómo podrían prevenirlos. Es el caso de PantallasAmigas, una iniciativa que promueve el conocimiento y el uso seguro de las nuevas tecnologías. Lo mismo ocurre con la web Protégeles, una ventana abierta a los padres para denunciar aquellos portales sospechosos que promuevan contenidos inadecuados.