Fiscalías y expertos en seguridad online han detectado que el chantaje a usuarios de Internet a partir de fotos de tipo sexual comienza a aumentar de manera alarmante como ya sucediera previamente en EE. UU.
En los últimos meses los expertos de esta entidad han observado un aumento de tipo exponencial en las denuncias que reciben desde España y otros países iberoamericanos relacionadas con este delito, que típicamente afecta a usuarios que han compartido imágenes suyas desnudos (fenómeno conocido como «sexting») y que se ven extorsionadas por personas —por lo general desconocidas— que amenazan con hacer públicas dichas fotos o vídeos o con enviárselas a los contactos de la víctima: familiares, parejas, amigos, jefes… «Solamente en el pasado mes de agosto nos han llegado por nuestros diversos canales de denuncia en Internet, siete casos de este tipo, lo que supone más de la mitad de los casos recibidos durante todo 2010», ha declarado Jorge Flores, director de PantallasAmigas. Fiscalías españolas han comenzado a lanzar también la voz de alarma durante los pasados meses: «No tenemos datos estadísticos todavía y no hay una denuncia en masa de casos de este tipo —entre otros motivos porque la víctima se siente avergonzada por lo sucedido— pero es un delito que relaciona menor y nuevas tecnologías que estamos empezando a registrar», afirmó el pasado mes de mayo Gema García, fiscal delegada de Menores de Valencia. Según informó García la edad a la que se empieza a ser vulnerable a este delito es la pubertad, cuando los menores se inician en las relaciones sexuales; la mayoría de las víctimas son chicas, añadió.
Pese a no existir registros específicos sobre este tipo de delitos, entidades como PantallasAmigas realizan un seguimiento de estos nuevos riesgos tecnológicos desde su aparición en otros países para mejorar la prevención y la alerta temprana en nuestra sociedad. Así, PantallasAmigas lanzó una primera llamada de atención en los medios, ocho meses antes que la fiscalía valenciana, al tiempo que publicaba un artículo bajo el título de «Sextorsión, prácticas arriesgadas y fallos de seguridad al servicio del delito» donde presentaba al ámbito internauta hispanohablante este nuevo problema. También entonces decidió poner en marcha un sitio web específico en Sextorsion.es con explicaciones sobre el problema, cómo surge, cómo evitarlo y donde se narran casos reales, como el de un chico que se desnudó en una conversación por webcam con quien creía ser una chica, y al que exigieron enviar dinero a una cuenta en Filipinas a cambio de no publicar en Youtube una captura de dicha sesión de cibersexo. «Muchos casos siguen un patrón similar: jóvenes o adolescentes que envían fotos o vídeos suyos a alguien que acaban de conocer en Internet, sin pensar en las consecuencias. Luego los acaban chantajeando para enviar más y más pornografía, o bien los extorsionan económicamente», explica Flores. Y añade que las consecuencias no son sólo económicas o legales sino que la angustia psicológica lleva a algunas de las víctimas al borde del suicidio. Para este experto en prevención de riesgos para los menores en Internet «es un tema muy grave, y la sociedad debe conocerlo para evitarlo, sobre todo en los casos que afectan a menores de edad, por lo general más susceptibles de ser manipulados, tanto para producir las imágenes que permiten la extorsión como para ceder a las exigencias de los sextorsionadores». Según un estudio publicado por INTECO en 2010 el 8% de los menores españoles recibe de fotos o vídeos de chicos/as de su entorno en posturas provocativas o inapropiadas, niveles de sexting que coinciden con los detectados por otras fuentes como Denuncia-online.org u organizaciones mexicanas y que aún están lejos del 19% o del 34% que mostraron diversas encuestas realizadas ya en 2009 en los EE. UU. entre adolescentes y jóvenes universitarios.
Pero no siempre las víctimas producen conscientemente las imágenes que las ponen en manos de los chantajistas. Recientemente en los EE. UU. fue condenado a seis años de prisión Luis Mijangos, un mexicano que había infectado con software malicioso los ordenadores de más de cien mujeres (muchas de ellas adolescentes) de tal manera que capturaba imágenes por medio de sus webcams sin que ellas lo supieran, para después exigirles a cambio de no difundirlas, más fotos y vídeos de tipo erótico.
El objetivo del sextorsionador no es en todos los casos obtener más pornografía producida por la víctima: también es habitual que exijan un pago en dinero, o que pretendan forzar sexualmente a su víctima. En 2010 un chico de 18 de Winconsin (EE. UU.) fue condenado a 15 años de prisión por exigir relaciones sexuales a compañeros del instituto de quienes había obtenido fotos comprometedoras fingiendo ser una chica en Facebook. En Sextorsion.es advierten de que la sextorsión «tiene gran relación con el grooming en el sentido de que las personas que camelan a menores ganándose su confianza online para obtener imágenes comprometidas de ellos, buscan realizar un chantaje posteriormente con dichas imágenes, que puede tener como objeto una escalada en la producción de dicho material pornográfico o incluso cometer un abuso sexual físico». Para Jorge Flores los consejos fundamentales para no ser víctimas de una sextorsión son «no protagonizar imágenes comprometedoras y proteger nuestra privacidad y la de nuestros contactos mediante medidas activas y pasivas de seguridad en nuestro ordenador y teléfono móvil». Se evitaría así, en su opinión, que se diese alguna de las dos condiciones necesarias: que la imagen sea tomada y que la imagen llegue a manos criminales.
Más información en www.Sextorsion.es
Fuente: Asturi.as