Extracto del artículo escrito por Jorge Flores Fernández, Fundador y Director de PantallasAmigas, para su publicación en la revista de Hirukide de este mes.
Ya está aquí el verano y con él disponemos de más tiempo para compartir en familia. Los pequeños de la casa gozan de muchos días de asueto y no siempre llenos de planes divertidos: la lluvia estropea el día de piscina, las amistades pasan días fuera, los días son largos… En estas circunstancias, recurrir a las pantallas es algo común como recurso para el entretenimiento y la comunicación. Es algo positivo, sin duda, pero debe ser gestionado con prudencia.
Recomendaciones para la gestión de la actividad con las pantallas en verano
Hijos e hijas aumentan el uso del móvil durante la época estival. A ellos les gusta, mucho, lo defienden con insistencia, y a padres y madres nos ayuda a tener también algunos ratos para nosotros mismos. No es fácil establecer mecanismos adecuados de supervisión en una época caracterizada por unos horarios más laxos y la ausencia de rutinas. Sin embargo, no olvidemos que los retos que afrontamos el resto del año están presentes, quizás incluso potenciados (nuevas amistades, influencias, hábitos) en esta época. Además, se presenta el problema de la cantidad de uso, asociado a la mayor disponibilidad de tiempo libre y espacios de ausencia de control directo. Aunque no es sencillo dar pautas para un abanico tan amplio de situaciones y edades, sí podríamos aportar algunas consideraciones a tener en cuenta
- Pon más atención a la supervisión parental
Hay diferentes programas y aplicaciones que bajo la denominación de “software de control parental” nos asisten en supervisar, acotar y controlar la actividad de nuestros hijos e hijas online. Si ya usas uno, préstale algo más de atención.
En una categoría paralela existen aplicaciones que, instaladas en el móvil, nos informan del uso que hacemos del mismo: cuántas veces lo activamos, cuánto tiempo dedicamos a cada aplicación… Puede ser muy útil que los terminales de tus hijos tengan este tipo de ayudas y que diariamente podáis ver juntos los resultados. No supone una invasión de la intimidad sino una supervisión del tipo y tiempo de uso que ayudará a todos a tomar conciencia y establecer límites.
- Mantén criterios y normas de uso
Debe seguir habiendo reglas familiares para el uso de pantallas. Sí, se pueden adaptar o relajar, pero en unas condiciones y por un tiempo fijado de antemano de forma expresa. No hacerlo así puede generar tres efectos poco deseables: que de la indefinición se pase a la ignorancia o a los excesos, que sea complicado restaurar el criterio prevacacional tras el verano (por aquello de que el favor concedido es tomado como un derecho adquirido) y que se generen hábitos complicados de cambiar.
- Interésate más por las nuevas amistades
Los círculos de relación se amplían en verano, es normal y deseable. Ahora bien, sabemos que este concepto de “amistad” es en las redes sociales y en los grupos de whatasapp muy distinto. Son amistades “transitivas”, pero inferidas de forma recursiva y sin demasiado control.
- Comparte momentos de pantalla
Ahora puedes coincidir en horarios y tienes mejor disposición para hacer ese esfuerzo adicional. Si tus hijos quieren, trata de robarles algo de su tiempo de pantalla para usarla conjuntamente. Generarás confianza, aprenderás y enseñaras. Los videojuegos suelen ser una buena opción y no todos requieren gran habilidad. También puedes, porque sí, crear una cuenta de TikTok, un canal de YouTube o que te enseñen esas opciones de Instagram que te intrigan o desconocías. Lo importante es el camino recorrido juntos.
- Impulsa actividades de ocio más diversas
No siempre es cómodo, pero es muy saludable. El ocio digital debe ser variado y además debemos impulsar actividades de ocio que no precisen pantallas. Aprovechemos la mayor disponibilidad de tiempo para afrontar este tipo de retos que la falta de tiempo del día a día nos hace más complicados.
- Sigue dando ejemplo adecuado
Pensemos que lo que hacemos nosotros es muy importante y que en verano hay que hacer un esfuerzo adicional en este sentido porque damos ejemplo durante más tiempo al día. Disminuir el uso, priorizar las experiencias y personas presentes con respecto a las que nos ofrece el móvil y prestar más atención a lo que compartimos son tres buenas enseñanzas.