“La digitalización de la sociedad ha transformado nuestra manera de hacer muchas cosas: trabajar, relacionarnos, aprender, informarnos, entretenernos, organizarnos, comprar… Esa transformación afecta también a la convivencia familia, a la educación que damos a nuestros hijos y a la forma en la que ellos crecen y aprenden sobre sí mismos y sobre el mundo.
Para reflexionar sobre todos estos cambios, los retos y las oportunidades, Fundación Mutua Madrileña ha creado el ciclo de “Diálogos sobre Sociedad Digital”. Así presenta María Zabala, periodista especializada en ciudadanía digital, las conversaciones que dirige con Borja Adsuara, Jorge Flores y Laura Cuesta para abordar esta temática desde diferentes perspectivas.
“Diálogos sobre Sociedad Digital”
Episodio 1: Diálogo “Impacto de la sociedad digital en la vida familiar” con Borja Adsuara, abogado y experto en derecho digital.
Hemos seleccionado estas reflexiones de Borja Adsuara:
- Lo importante es el acompañamiento, y desde edades tempranas, porque son las edades a la que todavía hacen caso.
- Leyes, plataformas y padres deben trabajar por la seguridad de los menores en Internet. Las Leyes no sirven para impedir que algo se haga. Por eso también son importantes los cuerpos policiales, porque por ejemplo la impunidad de los ciberdelitos en España supera el 99 %. Las plataformas tienen su responsabilidad en tanto que ofrecen productos de consumo y, en particular, pueden ser usados por menores, luego deben cuidar mucho más el impacto que puede tener. Por supuesto, las familias en la labor educativa y de acompañamiento diaria.
- Existe hiperregulación, normas y leyes abundantes, pero quizás se necesitan menos normas, pero más claras y contundentes. No existe vacío legal realmente, porque se aplican normas y principios generales, pero sí es cierto que la realidad ha cambiado con el entorno digital. El tema de las edades es delicado porque estableces grandes franjas homogéneas que no lo son.
- Sobre el control de la edad de uso en redes sociales, las plataformas son requeridas a hacer “los esfuerzos razonables”, lo cual está muy poco claro porque pueden ir contra sus propios intereses, que son audiencias mucho más amplias. Los esfuerzos en crear redes sociales para niños son contraproducentes.
- Sobre derechos y deberes en el entorno digital se debe señalar que todo derecho va acompañado de un deber. Se habla de educación en valores, pero es necesario concretar esto. Quizás el primer valor sea garantizar que los demás no sufren delitos (merma de sus derechos) por culpa de nuestros hijos. El primer deber de la familia quizás sea garantizar los derechos de los demás niños. El mayor deber de los niños es obedecer a sus padres y el mayor deber de los padres es cuidar de sus hijos. Esto incluye el ámbito digital de sus vidas.
- El Reglamento Europeo de Protección de Datos se aplicó en España y establece la edad mínima de utilización de datos de menores por parte de los servicios de Internet sin autorización paterna en los 14 años, asumiendo el antecedente de la LOPD. Algunas plataformas en sus condiciones de uso lo han fijado en 16. En la práctica apenas se verifica. Desde la niñez a la mayoría de edad existe un proceso de maduración y apropiación de derechos progresiva que no está reflejado en la legislación y es posible que en el futuro se avance en este sentido.
- Tres mensajes tres palabras para las familias. Primero, naturalidad, aceptar el entorno y la vida digital para adaptarse y aprender, de forma que sea algo normalizado en la comunicación entre padres e hijos. Segundo, implicación, no se puede dejar esto de Internet en manos de terceros, sino que los padres deben implicarse también en cómo transcurren la vida de sus hijos online. Tercero, comunicación, no ejercer de agente fiscalizador sino otorgar espacios para la confianza, especialmente en caso de problemas.
Episodio 2: Diálogo “Familias y pantallas, problemas y posibilidades en positivo”, con Jorge Flores, Fundador y Director de PantallasAmigas.
Jorge Flores pone sobre la mesa algunos planteamientos como los siguientes:
- Han pasado muchos años desde el inicio del uso de Internet en el ámbito familiar. Gestionarlo ahora lleva más tiempo porque nuestra vida digital es más amplia, quizás no sea más fácil o más difícil que antes. Es necesario seguir corriendo para no caer de la cinta, aunque estemos en el mismo sitio. Ahora tenemos la ventaja que las personas adultas usamos herramientas similares a los menores, cosa que antes no pasaba, pero no estamos aprovechando esta oportunidad.
- El principal reto que nos tenemos que plantear las familias es que los propios hijos hagan una aproximación consciente y crítica a las tecnologías. Les consideramos inteligentes para muchas cosas, les hemos enseñado cuestiones relativas a la alimentación y la actividad física, por ejemplo, y confiamos en sus propias decisiones porque les hemos trasladado los criterios para tomarlas y la importancia de las mimas. Debemos intentar lo mismo, que cuando hagan algo relativo al uso de los medios digitales, reflexionen el qué, el para qué y cómo les afecta. Que se vean desde fuera, se analicen y resitúen.
- En un mundo mediado por la tecnología deben aprender a medir oportunidades y beneficios frente a los riesgos. Deben tener derecho a equivocarse. Crecer significa afrontar retos. La cuestión es cómo hacer que esos riesgos no sean excesivos y se asuman de forma consciente y calculada. De ahí que hay que insistir en la aproximación consciente y crítica. No existe un Internet seguro, sino un Internet más seguro, con menos riesgos.
- Es necesario estar, pero es necesario confiar y dejar espacios para las equivocaciones. Ocurre por otro lado que muchas familias achacan a la tecnología problemas ajenos a la misma, simplemente porque son el canal por el que se manifiestan. Muchos problemas tienen otro origen y se confunden o manifiestan como un problema ocasionado por la tecnología. Tenemos que ayudar a las familias a hacer un análisis correcto.
- En la mediación parental hay que equilibrar dos componentes, la capacidad y la dedicación. En ocasiones uno compensa carencias del otro, depende de cada familia. El modelo muy restrictivo ni fomenta la creación de una relación saludable ni la confianza. El permisivo en exceso tampoco es adecuado. Las familias deben considerar que hay nuevas reglas que estamos construyendo dinámicamente y que, quizás, en ese nuevo contexto sus hijos no sean como piensan, al igual que se comportan de forma diferente con sus amistades a como lo hacen en familia. Es mucho presuponer que conocemos el comportamiento de nuestros hijos en un medio diferente con otras reglas e influencias. Es complicado para las familias tener la medida de que se está haciendo bien o se está haciendo lo suficiente.
- Cada día podemos educar mediante el ejemplo en el hogar sobre la aproximación crítica y consciente a las pantallas.
- Los valores precisan para su desarrollo de la empatía, y ésta se resiente con las pantallas de por medio.
- El linchamiento digital es un problema creciente. Microagresiones por pate de muchas personas hacen mucho año.
- Potenciar las habilidades para la vida digital que les permitan el desarrollo y respeto de valores es algo necesario. La inmediatez que se nos exige en las respuestas no ayuda a la reflexión y es más presa de los impulsos y emociones que no siempre son positivos.
Episodio 3: Diálogo “Conflictos digitales en el ámbito familiar” con Laura Cuesta, experta en comunicación digital y profesora universitaria.
Laura Cuesta aporta, entre otras, las siguientes ideas:
- La convivencia familiar sana con las tecnologías se fundamenta en el diálogo, hablando mucho en casa, teniendo mucha conversación para generar un clima de confianza. Por supuesto, también acompañando la comunicación con normas y límites.
- Cada familia es un mundo y cada hijo es diferente, también en el ámbito digital. Por eso se requiere una estrategia diferente en cada caso y circunstancia. Es complicado dar pautas concretas y válidas porque la casuística de padres e hijos son muy variados.
- Los principales conflictos que manejan las familias en torno al uso de la tecnología digital son el uso abusivo (móviles y videojuegos principalmente), la sobreexposición en los entornos digitales y cómo puede afectar a su huella digital, el acecho por parte de personas adultas y el ciberacoso tanto fuera como dentro del ámbito escolar.
- La sociedad lanza mensajes de alerta de forma demasiado negativa respecto a los riesgos de los menores en Internet y esto hace que tiendan a sobredimensionarlos y a manejarlos mal con sus hijos.
- No podemos ir a extremos, ni total prohibición ni excesiva permisividad. El equilibrio debe venir del sentido común.
- La comunidad científica está dividida en relación a los efectos de los videojuegos en determinadas circunstancias y los padres deben saber manejar ambas tendencias. El tiempo de juego no es un factor determinante sino es más bien la manera en la que le afecta a su vida y si se desprende o no alguna consecuencia negativa. La OMS reconoce el trastorno por videojuegos como una patología, pero deben cumplirse una serie de requisitos durante doce meses. Consumir contenido pasivo en exceso puede ser un problema en muchos casos, en especial si se suma a las horas de juego online.
- Las familias se sienten más tranquilas porque sus hijos están en casa y no expuestos en la calle. Sin embargo, no prestan atención a qué hacen. Deberían interesarse por los juegos y, en particular, por las lootboxes que pueden generar dinámicas y gastos comprometedores.
- Es preciso que los padres realicen una supervisión de los videojuegos que consumen sus hijos. En demasiadas ocasiones ocurre que ni siquiera leen las indicaciones que aparecen en el exterior de los videojuegos que compran y que les pueden indicar la edad mínima, la aparición de lenguaje soez o escenas de sexo…
- No hay una edad determinada para el primer móvil. Depende de los condicionantes de cada familia y de cada niño. La madurez y el comportamiento del menor es determinante. Las circunstancias concretas también. La clave es que los padres estén preparados y dispuestos para ese acompañamiento.
- Tres sugerencias para las familias en relación a los conflictos. La primera palabra es escuchar, que nos permite crear un entorno de confianza. La segunda palabra es conversar, tanto sobre temas fáciles como difíciles. La tercera palabra es acompañar, desde las edades más tempranas. Además, es necesario poner normas y límites, usar la empatía, el respeto y la paciencia.
- En edades tempranas, la mediación debe centrarse en la búsqueda de posibilidades, la diversidad de usos y en controlar el tiempo para evitar el uso excesivo.
- Tres mensajes que serían importantes para las familias. Confianza para avanzar porque el miedo paraliza. Respeto por lo que significa la responsabilidad de gestionar un aspecto importante de la vida de otra persona, menor, pero son sus derechos. Constancia, se trata de una labor de largo recorrido.