(Artículo publicado en la sección de tecnología del diario online El Confidencial. También fue reproducido por Primeran, diario digital de Gipuzkoa.)
Imagine que alguien le roba una fotografía comprometida (real o trucada) y la cuelga en Internet. Después, publica en una red social sus datos más delicados, cosas que puedan perjudicarle o avergonzarle, para que se difundan entre su círculo de relaciones. Por si fuera poco le dan de alta, con foto incluida, en una web dedicada a elegir a la persona menos atractiva o a la menos inteligente, donde los usuarios le cargan de votos hasta que se encarama al pódium. Finalmente, crean un perfil falso con su nombre en redes sociales y foros, en los que escribe en primera persona confesiones íntimas o demandas explicitas de sexo.
Usted se habría convertido en una víctima del ciberbullying, es decir, el acoso continuado y premeditado entre menores que usan medios telemáticos (Internet, telefonía móvil o juegos online, principalmente) para vejar y chantajear a otros niños. Un fenómeno en auge muy difícil de cuantificar que se da cada vez a edades más tempranas y se agrava por el anonimato, la no percepción inmediata del daño y la adopción de roles imaginarios en la Red. EU Kids online, un proyecto que analiza los hábitos de los menores cibernautas en 25 países de la UE, indicó en 2011 que un 7% de españoles de 15 años reconocía sufrir este acoso.
“Sin duda es un fenómeno creciente. La primera guía que hicimos sobre ciberbullying fue en 2006. En 2010, el propio (Barack) Obama tuvo que hacer un llamamiento público para combatirlo en EEUU, donde ha crecido un 10% en los últimos años. Aquí (en España) lo vemos en cada centro educativo; recibimos llamadas de profesores y este acoso premeditado ha bajado, incluso, a primaria. Los centros están empezando a preocuparse. Y los móviles solo van a acentuar el problema”, explica a El Confidencial Jorge Flores, director y fundador de Pantallas Amigas, uno de los principales referentes nacionales en la protección a menores en Internet.
Tras años de lucha para proteger a menores de adultos en Internet, la generación de los nativos digitales (prácticamente el 100% de los jóvenes de 12 a 17 años viven conectados) debe ser ahora protegida de sí misma. El ciberbullying, en ocasiones una prolongación del acoso en las aulas, destaca por sus tintes de mayor crueldad. El niño acosado físicamente en el colegio al menos encuentra refugio en su hogar. “Pero este es un acoso permanente, que no se detiene. Es muy sencillo de hacer, porque no se ve sufrir a la víctima, hay sensación de anonimato, no hay responsabilidades, está siempre accesible y sus efectos son inmediatos. El niño no tiene escapatoria. Sabe que esos insultos, esas humillaciones, no paran. Es bestial, tiene efectos demoledores”, advierte Jorge Flores.
El gran problema es la dificultad que tienen los padres y profesores para detectar que su hijo es víctima del ciberacoso. Algunos apuntan a trastornos del sueño y alimentación, irritabilidad, aislamiento o necesidad compulsiva de conectarse para saber qué está ocurriendo con su imagen online como síntomas comunes… los síntomas de cualquier adolescente con problemas de cualquier tipo. Por ello, los expertos recomiendan a los padres acercarse a la tecnología, nunca mostrarse como enemigos, dado que ésta no es una moda, sino la vida digital de sus hijos. Un ejemplo: el 42% de los niños europeos de 6 años está en alguna red social, pese a que la entrada a menores de 14 años está prohibida, según datos del Eurobarómetro.
Los expertos alertan de los importantes riesgos que se esconden en estas populares webs, cuyo uso crece de forma imparable. “Los niños colocan información sensible, como fotos, su teléfono o información sobre la situación económica de sus familias sin darse cuenta”, afirmó Christine Kormann, directora del área de sociedad de la información de la Comisión Europea, aconseja que si se da en el entorno escolar, lo más adecuado es dejar intervenir al centro para que medie, ya que ve la vía judicial como la última posibilidad cuando se han agotado las demás o si existen amenazas graves.
Cómo protegerles
“Dado que si los chavales no lo cuentan, los padres no van a adivinar que son víctimas de acoso, es muy importante concienciarlos del daño que pueden hacer. En primer lugar, hay que potenciar la privacidad, porque es un factor de protección sobre el que trabajamos desde hace tiempo, sobre todo en las redes sociales. Segundo, hay que hacer hincapié en la repercusión de todo lo que publican en Internet. Tercero, incidir en la responsabilidad, deben ser conscientes de que pueden pagar por ello. Y, por último, la empatía, que vean que el daño es real, no virtual. No puedes tener compasión si no ves padecer, y con el ciberbullying no ven cuánto daño hacen”, concreta Jorge Flores.
La Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional y el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil – que intervienen en más de 700 casos al año relacionados con esta forma de acoso -, aconsejan a los menores ser «críticos» con los contenidos y que, en caso de querer denunciar algún delito de ese tipo, guarden los mensajes recibidos para poder utilizarlos como prueba. Además, los jóvenes pueden unirse al «Plan Contigo» puesto en marcha el año pasado por la Dirección General de Policía y de la Guardia Civil de manera conjunta en Tuenti, donde pueden encontrar consejos e información para su seguridad en la red y que ya cuenta con más de 55.000 usuarios.