Estefanía Jiménez, profesora del departamento de Comunicación Audiovisual de la UPV/EHU y miembro de EU Kids Online, protagonizó el episodio «BULLYING Y CIBERBULLYING, acoso entre iguales». Forma parte de las 25 mujeres expertas destacadas en sus diferentes ámbitos de especialización.
El podcast de PantallasAmigas es un programa sobre educación, ciudadanía y bienestar digital conducido por Begoña Beristain.
Transcripción del episodio
Begoña: ¿Hola, qué tal? Bienvenidos, bienvenidas a un nuevo capítulo del podcast educación, ciudadanía y bienestar digital, un podcast promovido por PantallasAmigas. Hoy recibimos a Estefanía Jiménez, profesora en el departamento de Comunicación Audiovisual de la Universidad del País Vasco, ha realizado estancias universitarias en Barcelona, México y Oxford, es coeditora de entre Selfies y Whatsapp. Oportunidades y riesgos para la infancia y la adolescencia conectada y colabora con instituciones relacionadas con la infancia, la juventud y la ciberseguridad como unicefoinside.es, Hoy está aquí de la mano de EU kids online, proyecto de investigación en el que participa y que está diseñado para examinar las experiencias de uso, riesgos y seguridad online de niños, niñas, padres y madres. Estefanía Jiménez, ¿qué tal? bienvenida
Estefanía: Muchísimas gracias Begoña, encantada de estar contigo.
Begoña: Bueno, pues queremos saber cómo ha sido la pandemia y el uso que durante este tiempo han hecho los niños y las niñas, los adolescentes. Queremos saber cómo viven en Internet y después queremos centrarnos sobre todo en el bullying y el ciberbullying. Porque tendemos a pensar que ahora es el ciberbullying el que está teniendo más efecto sobre niños y niñas, pero hay mucho que decir en todo esto. Empezamos por el principio. ¿Cómo viven en Internet los más jóvenes?
Estefanía: Bueno, pues en primer lugar igual es interesante mencionar que los chicos y chicas, los niños y niñas, son usuarios precoces de Internet la edad de inicio en el uso de Internet ha ido bajando paulatinamente. Nuestro grupo de investigación, cuando empezamos a hacer estudios sobre esto, pues podríamos estimar que estaban los 10-11 años y la verdad es que a medida que va pasando el tiempo, realmente no tiene demasiado sentido preguntar a los niños y niñas cuándo fue la primera vez que entraron o que buscaron o que tuvieron contacto con Internet, porque no tienen conciencia de ello. Quizá es como si a los adultos nos preguntaran cuándo fue la primera vez que viste televisión, pues realmente era algo que estaba ahí desde que tú naciste. Entonces, ya ni siquiera preguntamos cuándo es la primera vez que empezaste a utilizar Internet.
Begoña: De todas formas, fíjate que esto sería imposible casi de cuantificar cuando vemos a niños muy pequeños que ya están con pantallas en las manos y que en la mayoría de los casos tienen acceso a Internet.
Estefanía: Exacto y bueno y también interesa mencionar que primero, pues los niños y niñas se inician en el uso de Internet a través de otros dispositivos y luego, bueno, pues se consiguen generalmente en muchos centros escolares ya se está implantando la tablet como herramienta educativa, entonces empiezan a tener ese primer dispositivo de uso personal. Y como una especie prácticamente de rito de paso, pues cuando llegan a secundaria es bastante mayoritario que cada cual tenga su smartphone de uso individual y, por tanto, pues de uso privativo, y en muchas ocasiones el mundo adulto dice, bueno, pues es que no sé ni lo que están haciendo ni cómo lo están haciendo, con quién se relacionan, qué tipo de contenidos comparten. Entonces, simplemente te doy un par de datos, que yo creo que son interesantes. En la franja esta de 13 a 17 años, el 93% de niños, niñas, ahí están. No hay diferencias entre chicos y chicas, prácticamente todos tienen su propio smartphone y además lo utilizan a diario o casi a diario. Y, sin embargo, el uso de las tabletas disminuye, en la medida en que van creciendo, prefieren mucho más el smartphone y no en la tableta. Desde luego, los ordenadores de mesa, que sí que permiten una mayor monitorización de lo que se está haciendo desde casa, pues se acaban siendo prácticamente residuales. Lectura que se puede hacer desde el mundo adulto de esto, ¿qué pueden hacer los padres y las madres, las instituciones, los profesores? Pues enseñar buenos hábitos cuando los niños son más receptivos que cuando no lo son.
Y para el momento en el que se les da su teléfono móvil, pues se ha de asumir que van a hacer cosas que van a estar fuera de nuestro control, pero pensar también que bueno, que hemos tenido tiempo para que aprendan. Bueno pues hay sitios en los que se puede estar, otros en los que no se debe estar con respecto a los contenidos. Y luego también, pues que aprendan a cómo relacionarse con los demás, a través de Internet, porque si nos fijamos en cuáles son las actividades que utilizan o que hacen con más frecuencia, desde luego que en ese pódium el contactar con familiares y amigos está en el número 1.
Begoña: O sea, que quieren socializar a través de todo esto.
Estefanía: Exacto. Entonces bueno, pues es verdad que Internet es una herramienta para acceder a mucha información durante el confinamiento y en el post confinamiento, nos ha servido para las tele-clases, por ejemplo, no me atrevo a decir eso de teleeducación porque, en fin, hay mucha tela que cortar al respecto, pero sí ha servido para las clases, digamos, pero para lo que realmente utilizan Internet los chicos y chicas es para comunicarse con familiares y amigos. Entonces, es importante que aprendan a cómo hacerlo. E igual que hay unas normas de urbanidad, digamos, de una manera de relacionarse adecuadamente con tus iguales y con otras personas que se aprenden en el día a día, hoy cuando los niños son pequeños, pues, aprovechemos que están en Internet desde pequeños también para enseñarles que hay cosas que no se deben hacer con respecto al modo en que nos relacionamos. Que los demás tampoco, pues ni por WhatsApp, ni por cualquier otra vía, digamos online.
Begoña: Lo utilizan sobre todo para relacionarse, para tener contactos con sus iguales, pero también porque les ayuda a tener ese sentimiento de comunidad del que hablabas. Y, por otra parte, está su parte de ocio, que también la hacen ahora a través de internet.
Estefanía: Exacto. Vamos a ver nuestra premisa cuando hablamos de si lo online, si Internet para menores es beneficioso o es perjudicial. Pues es que la relación es absolutamente ambivalente, o sea, se trata de una metáfora que nos suele gustar utilizar, es la del mar, el mar puede ser una fuente de disfrute absoluto, es decir, puede ser muy beneficioso, pero también es una fuente de peligro, ¿no? Pues exactamente pasa lo mismo con esto. Las actividades online no son ni totalmente beneficiosas, ni totalmente arriesgadas. Depende mucho, en mucha medida, pues de cómo se utilizan los recursos. Que se ponen a su disposición y efectivamente lo positivo es que se puede acceder a un montón de información de una manera más fácil que nunca, nos podemos conectar con muchas personas, desde luego que en los últimos tiempos ha supuesto una vía para el contacto, pues con familia extendida.
Begoña: Además también, pues a los niños les ayuda a generar comunidad, y a estar en contacto permanente con sus amigos y amigas, que es algo que es muy importante para ellos. Le hemos cogido mucho miedo, Estefanía a la palabra ciberbullying, y al bullying ya se lo tenemos ahora. El ciberbullying que nos parece que se puede ejercer durante 24 horas al día le tenemos todavía más. Bueno, ¿qué diferencia hay entre bullying y ciberbullying? ¿Cómo se concreta? Vamos a ir por pasos. ¿Qué es el bullying? Vamos a empezar por ahí porque esto también es un concepto muy amplio.
Estefanía: Sí, bueno, merece la pena dejar un par de ideas claras respecto al bullying. El bullying es un abuso de poder en una relación asimétrica entre quien domina y quien es sometido o sometida. Es una es una conducta que es repetida en el tiempo, no es puntual, es decir, si ha habido un episodio en concreto, eso no se considera bullying. Para que sea bullying tiene que ser algo que se extiende en el tiempo y que se repite. Depende de códigos morales y de conducta, es decir de lo que está bien. ¿Está bien pegar, está bien abusar? es decir, tiene que ver mucho con los valores que está sometido a la ley del silencio, es decir, en muchas ocasiones, ni las víctimas ni los victimarios, pero tampoco quienes están alrededor, el resto de los niños que están en una clase viendo lo que ocurre, tienen pues, no sé si la valentía es la palabra, desde luego es complicado hablar sobre esto con el resto de personas. Desde luego ir a casa y contarlo o contárselo a profesores y profesoras es algo que no es del todo frecuente. Se produce en el en el ámbito escolar porque es en ese entorno, en ese contexto en el que los niños y niñas es donde más tiempo pasan y es donde están en contacto con otros. La buena noticia es que es una dinámica social que es aprendida, es decir, que lo mismo que se aprende se puede desaprender.
Begoña: ¿ Y cómo se desaprende?
Estefanía: Bueno, pues canalizar la rabia, la agresividad o la frustración de quienes ejercen el bullying, se puede intentar canalizar de otra manera. Pues para que no resulte lesiva a los demás. Respecto al ciberbullying, si la particularidad o, bueno una de las particularidades, es que una única agresión puede servir para victimizar, es decir, si a un niño le están insultando a través de un video, no hace falta que haya insultos repetidos. Ese video puede ir circulando de aquí para allá, y al final extenderse, con lo cual la victimización o el peligro de rectificación es está ahí, aunque no haya habido más que un único episodio. Otra interesante es la heterogeneidad de los ataques, porque está bastante claro que cuando alguien te pega o pega a otra persona, pues eso es un ataque, pero en el caso del ciberbullying puede ser una grabación que está registrando ese ataque, pero también puede ser un sentirte excluido porque no te dejan entrar en un grupo de WhatsApp que circulen insultos con respecto a ti, que circulen bulos o información falsa o que circulen fotografías que no tienen por qué ser falsas pero que no estaban pensadas para circular. Y estamos pensando, por ejemplo, pues en episodios de sexting que se producen dentro del contexto de parejas, un chico y una chica que intercambian imágenes digamos, subidas de tono. Y que pensemos, eso no es una agresión, pero cuando empieza a circular sí que se convierte en agresión. Entonces los ataques son muy heterogéneos y esto implica también que hay algunas personas que tengan la piel más fina y otras que la tengan un poco más gruesas. Por lo tanto, es difícil que haya un estándar común para decir esto es un ataque o esto no es. Por eso hace un poco más complejo todavía el concepto y lo hace todavía más complejo, el que haya anonimato por parte de la persona que está ejerciendo ese acoso. Ojo, anonimato, pero sobre todo la percepción de anonimato. El que piense, claro, no te van a pillar, que eso no es realmente cierto. Porque en muchas ocasiones pues es totalmente rastreable se dónde ha surgido un ataque, pero si es verdad en el contexto en el que se producen las los ataques de ciberbullying, digamos los acosos pues sí que está extendida la idea de que pues no me van a pillar, porque cuando alguien pega a otra persona está claro quién ha pegado y a quién ha pegado y de dónde ha surgido eso, pero en el caso de ciberbullying se percibe como mucho más difuso, la culpabilidad y además de eso, otra idea interesante no está tan clara el rol de la víctima y el rol de del victimario, la distancia entre ambos roles en el ciberbullying está mucho menos clara.
Begoña: ¿Por qué está más difusa?
Estefanía: Porque en un caso de acoso físico se sabe quién está pegando y quién está recibiendo. O se sabe quién está insultando y quién está dejando de hacerlo, pero en el ciberbullying hay muchas ocasiones en las que las propias víctimas se convierten a sí mismos en victimarios de otras personas con dinámicas de venganza, etcétera. Entonces es mucho más fácil. Que personas que a priori no nos podrían parecer agresores, se estén convirtiendo en ciber agresores también. Y además de eso, el bullying y el ciberbullying son modos de agresión que tienden a estar superpuestos entre sí, es decir, que tú seas víctima de bullying, no exime que pueda ser víctima a su vez de ciberbullying. Entonces, bueno, es un mundo bastante complejo, pero también, y por terminar con la definición, creo que idea interesante, el ciberbullying sigue siendo escolar porque sus protagonistas siguen siendo personas que se han conocido y que se relacionan básicamente en los centros escolares. Entonces, el ciberbullying también ha de considerarse como un fenómeno o una problemática que afecta y que es responsabilidad de gestionar de los centros escolares.
Begoña: Vamos con cifras Estefanía ¿es frecuente, es menos frecuente, hay un molino, un ciberbullying secreto?
Estefanía: Bueno, en mayo salían los datos de Instituto Vasco de Educación, de la evaluación de la educación, que daba cifras no sobre qué es lo que había ocurrido en el año pasado, en el curso pasado en la Comunidad Autónoma Vasca. Bueno, pues nos decían que el 19% de los escolares decía que había sido víctima de bullying. En los porcentajes varían un poco entre primaria y secundaria, pero ahí tenemos, 1 de cada 5 niños sintiéndose víctima de ataques de bullying. En conjunto, bullying y ciberbullying es secreto, porque decían, pues casi el 15% y casi el 25% de los alumnos de primaria y secundaria, respectivamente, decían que no se lo habían contado a nadie después de haber sido víctima se habían quedado en silencio. Y además de eso, es un ámbito en el que hay muy poca intervención adulta, que es algo que he mencionado antes, los profesores y los padres solamente intervienen en 1/3 de los casos. Entonces me preguntas, ¿y cuánto de frecuente es el ciberbullying en ese contexto? Pues resulta que el tipo menos frecuente de acosos o de ataques son precisamente los ataques online, los ciberataques o el ciberacoso y predominan los insultos, las agresiones físicas, él te robo las cosas, te estropeo la mochila, la exclusión social, que es acoso de toda la vida, digamos acoso cara a cara de toda la vida. Y de ciberbullying no es tan frecuente como estos otros episodios y he dicho que una cosa no quita la otra, pero realmente a los chavales les preocupa más el bullying cara a cara. Puede ser más frecuente y más lesivo para ellos que el ciberbullying, que tiene más prensa.
Begoña: Claro, fíjate a muchos nos asusta, ese pánico adulto a lo desconocido, a no controlamos a qué pasa al teléfono. Pero en realidad es más frecuente el cara a cara que el bullying online y por ese miedo que tenemos de que ahora, a través de las redes o a través de Internet nos pueden estar acosando, insultando, persiguiendo durante las 24 horas del día. Y decimos, el bullying se queda en el centro escolar, el ciberbullying. llega a cada rincón de tu vida. Y por ahí creo yo, que es por donde tenemos esa especie de confusión, de que se da más el ciberbullying que el bullying.
Estefanía: Sí, pero quizá lo que hay que prestar atención es a que en ambos casos la dinámica de agresión obedece a la misma lógica de su misión de humillación, de ataque al débil. Entonces igual no hay que prestar atención tanto a la herramienta a través de la cual se hace, que es el móvil en este caso, sino a la propia conducta de quienes están actuando mal. Hay que prestar atención a la herramienta o al uso inadecuado que se hace de la misma. Entonces, igual hay que quitarle miedo pues en mediática, en contextos sociales y demás. Y padres preocupados y es que en cualquier momento. Pero quien está agrediendo no es el teléfono, sino niños y niñas que no son conscientes o que sí son conscientes, pero no les importa que con su acción están haciendo sentir mal a otras personas. Entonces en realidad esa agresividad o esa intención de hacer daño o de molestar a los demás bueno, pues se puede poner fin, concretar de diferentes maneras, pero la raíz es la misma.
Begoña: Oye, me interesa mucho el papel de los agresores o las agresoras, las víctimas y llamémosles verdugos. De esto también hay hablar.
Estefanía: Bueno, pues yo creo que sí, porque normalmente cuando las familias se ponen en este contexto, pues les da miedo que su hija o su hijo pueda ser víctima de ataques, y que no le vaya, que no le pase nada, que no le vaya bien. 1 de cada 5 adolescentes a los que entrevistamos en nuestro último trabajo de campo decía que había sido agresor. Preguntamos, hay algo que hayas sentido que te han hecho daño, que salían esos datos, más o menos en la línea de lo que he comentado. Pero también preguntábamos de algo que hizo sentir mal a otra persona, entonces yo creo que es interesante saber que 1 de cada 5 adolescentes decía que había sido agresor en el último año y además un matiz interesante, más chicas que chicos. Y la verdad es que, bueno, yo creo que eso nos tiene que hacer que pensar también, porque además las políticas, la intervención para reconducir los episodios de bullying en general no van solamente, o no deberían ir, solamente por la vía del apoyar, a ayudar a la víctima, sino también reconducir el comportamiento inadecuado de los victimarios, de las victimarias, que ya vemos que no son pocos.
Begoña: Además en el caso de ciberbullying ocurre una cosa muy curiosa, ¿no? Y es que existe una asociación significativa entre quienes han ciber acosado y quienes a su vez pues han sido víctimas de ataques. La participación en episodios de Ciberacoso incide enormemente en la probabilidad de ser víctima de acoso que entre quienes no han ciber acosado nunca a otras personas. El porcentaje de víctimas de ciberacoso es muy reducido, pero entre quienes sí han ciber acosado, 3 de cada cuatro personas, 3 de cada cuatro chicos o chicas han sido a su vez ciber víctimas, lo cual está hablando de unos ambientes un poco tóxicos, de pescadillas que se muerden la cola y ambientes, pues que son bastante agresivos y desagradables en los centros escolares.
Estefanía: Sí, sí.
Begoña: Y el año en el que pensamos que el ciberacoso, especialmente ese incrementó notablemente, yo no sé si estos datos son ciertos o no. Vosotros tenéis los reales, ¿qué pasó el año pasado?
Estefanía: Bueno, lo que sucedió yo creo que más o menos, cada cual en su casa lo vivió de una manera bastante parecida, ¿no? El consumo de lo online, como que se disparó, incrementos cercanos al 40% en el tráfico de Internet. Y esto me parece inédito. Pues telefónica y otros solicitando el uso responsable de la red. Imagínate, o sea, un vendedor de cervezas que dijera, ojo, pero cuidado, no bebas o alguien que esté vendiendo un producto y diciendo, pero no consumas tanto. Incluso telefónica decía, oye, pues cuidado, porque se está multiplicando el consumo de datos, 50% en voz y 25% de datos. Los WhatsApp durante los primeros días del del confinamiento se multiplicaron por 5. Sucedió en todos los hogares y ¿qué ocurrió entre los niños y niñas? Pues que no se quedaron atrás. Entonces hay unos datos muy interesantes que hay que cogerlos, hay que interpretarlos un poco con pinzas, pero yo creo que son interesantes. Digo con pinzas porque se preguntaba a niños de 6 y 12 años cómo lo habían vivido ellos, en cómo habían utilizado la tecnología durante el confinamiento. Y entonces, claro, son contextos de que hay cosas que se pueden medir claramente. Pues eso sí, se ha multiplicado el número de WhatsApp, pero si te sentiste bien, mal, si te dejaron más o menos, es una cuestión un poco de más de ir con pinzas, pero son datos interesantes porque el 84% de los niños y niñas de 6 a 12 años decían que durante el confinamiento había aumentado el uso del smartphone que habían hecho. Pues primero porque tenían más tiempo libre, porque no tenían otras alternativas, además, porque necesitaban o demandaban más entretenimiento y, además, porque tenían en muchas ocasiones el permiso explícito de sus padres y madres. ¿Qué ocurría? Que, en un contexto de shock, de no saber muy bien qué hacer, de al tener que estar trabajando o si no tenerte que buscar la vida, pues porque tenías que dejar a los niños de mientras en muchas cosas que de normal no se habrían permitido. Entonces aumentó obviamente el uso de la tablet por razones escolares. Aumentó, pues según bueno, pues un 70% de niños de estas edades tuvieron videoconferencias con amigos, pero sobre todo aumentó el uso del smartphone. Yo creo que de una manera un poco, y no voy a decir que descontrolada, pero sí desde luego que no sometida a las mismas pautas, al mismo control al llevar de la mano, que es lo que generalmente se suele hacer, ¿no? Pues había un 20% de chicos y chicas que decían que se habían cansado de tanta tecnología imaginaros lo que significa, y los niños que no se cansan, pues el 20% diciendo, ya he tenido suficiente tablet, ya he tenido suficiente móvil, ya he tenido suficiente portátil, ¿no? Y además de eso pues alrededor de 40% decían que habían podido usar el ordenador y la tableta todo lo que habían querido. Entonces pensé, esto es peligroso. Pero sí que nos habla de una situación en la que, desde luego, las barreras y la autorización es necesaria, pues no funcionó como como hubiera debido en muchos casos. Yo la verdad es que creo que hay poca información sobre los efectos de la pandemia o de confinamiento, en los problemas online.
Begoña: Claro, no había habido control.
Estefanía: No me parece muy precipitado decir bueno, hay más víctimas, ha habido más ataques. Me parece que no tenemos muchos datos sobre eso. Pero yo sí tengo 3 intuiciones. La primera es que la pandemia a estos efectos, igual que otros muchos, funcionó como catalizador, es decir, lo que antes era problemático, ahora lo es más. Entonces, si antes había desigualdades digitales, ya había niños que sí tenían conexión en su casa y demás, pero no la utilizaban adecuadamente o no tenían ayuda o apoyo en casa para hacerlo. Pues la verdad es que estas circunstancias han incrementado ese ese problema, igual que otros muchos, con lo cual, pues tomo los vicios de Internet. Se alimenta más la desinformación, más la falta de criterio, más voracidad en el consumo, más acceso a contenido inadecuado. Sin duda, tenemos ahí el 38% de la población de 9 y 17 años, consumiendo contenidos relacionados como, por ejemplo, pues con cómo suicidarse. Bueno que hay muchos contenidos a los que no se debería creer o que son inadecuados y a los que tienen acceso. Bueno, pues a más consumo la verdad es que las evidencias, la literatura académica es clara. A mayor tiempo de conexión sin mayores riesgos online, eso es así. Entonces, los datos que teníamos de antes, pues realmente no se han mejorado. Seguro que no se han mejorado, esa es mi primera intuición que ha funcionado como como catalizador. La segunda, es que en algunas ocasiones se habla, o se está hablando estos días del covid-bullying. Y digo, bueno, en realidad el virus ha sido o puede ser un pretexto. Marginan a alguien porque ha tenido COVID o porque lo tiene, no te acerques a él. Bueno, pues ese es un nuevo y viejo motivo para maltratar a alguien. El maltrato al débil, al que se percibe como minorizada. Hemos hecho investigaciones con niños de origen inmigrante o con niños gitanos que dicen efectivamente, o sea, me están machacando y por eso por lo que se percibe como blanco débil. El que es el impopular, el que se percibe como desvalido, pues el diferente al fin y al cabo ese es el que tiene bastantes papeletas para ser objeto de acoso de diferentes modos, cara a cara u online. Entonces que haya habido menos interacción física porque en los últimos tiempos nos podemos relacionar menos físicamente. ¿Conduce a más agresiones online? Bueno, pues es una pregunta retórica, ¿no? Pero, desde luego que quien quiera buscar excusas para meterse con el diferente o con el más débil. Las encuentra ahora con pandemia y sin pandemia.
Begoña: Las encuentra de cualquier manera, efectivamente. Los vicios, los vicios online también se han incrementado o se han alimentado, mejor dicho, ¿no?
Estefanía: Sí, sí, sí, está claro. Si lo que digo, cuanto más tiempo se le dedica, y además de eso, cuando se accede a Internet sin la guía necesaria, digamos que te ayude, esto hay que hacerlo de esta manera, esto tienes que buscar aquí, hay que verificar, hay que todo eso, pues aumenta. Ya os he dicho que el contenido inadecuado, bueno, ha habido otra cosa, que una de mis batallas particulares también. El 15% de los niños de 13 a 17 años, niños chicos, y chicas reconocían que habían gastado más dinero del necesario en apuestas online. O sea, que eso sí que se incrementó. Son datos pre-COVID, si tienes más acceso a Internet, estás más tiempo navegando, estás más aburrido, estás buscando.
Begoña: Oye, me interesa mucho un punto de los que tratáis, que es la cultura de la polémica. Las redes sociales, especialmente se desatan polémicas absolutamente por todo. También entre la gente joven.
Estefanía: Bueno, no sé, eso no lo medimos. Es un poco difícil de analizar, pero está claro que bueno quien asista a una conversación, digamos entre chicas y chicos que estén empezando a manejarse en WhatsApp, por ejemplo, pues se hará de que hay mucho lugar a los malentendidos. Al repetir la información, al no llegar a acuerdos al entonces, al final yo creo que es reflejo un poco de cómo no nos sabemos en muchas ocasiones comunicar a través de las redes sociales, si eso lo vemos en el mundo adulto, pues en realidad los chicos y chicas lo único que están haciendo es repicarlo.
Begoña: ¿Cuánto de implicados han estado o están las familias en todo esto?
Estefanía: Bueno, esto es interesante porque nuestro último trabajo de campo precisamente antes de la COVID era. Un análisis sobre cómo vivían las familias españolas. La preocupación respecto a lo que venía del mundo online. Y entonces realmente todo lo online es fuente de preocupación, es campo de batalla y además es un espacio para ayudar, para preocuparte por mediar, por buscar recursos. A mí hay una cuestión bueno, hay varias cuestiones que me llaman la atención.
Y es que entre las preocupaciones principales de los de las familias, de los padres y madres respecto a sus hijos, de lo que más les preocupa, dejando al lado la salud, que además supongo que esta es una preocupación que, si repitiéramos ahora a esas preguntas, probablemente incluso se incrementaría. Bueno, pues de lo que más les preocupa es que traten a su hijo de forma desagradable, sin distinguir en de manera online o de manera offline. Hay cuestiones que preocupan, independientemente de si es online u offline. Es difícil establecer barreras ahí, pero si preguntamos cuáles son las principales fuentes de conflicto en las familias en el pódium está el tiempo de conexión.
Begoña: de discusión entre padres madres / hijos e hijas.
Estefanía: ¿Por qué discutís? ¿Por qué hay problemas? Porque hay si repitiéramos ahora la encuesta, aparecerían ideas como, el uso de la mascarilla, el respetar las medidas de seguridad, etcétera. Bueno, pues si dejamos eso de lado, porque estamos hablando un contexto previo, el tiempo de conexión es motivo para para el conflicto en las familias en el 65% de aquellas familias en las que hay chicos y chicas de 13 a 17 años. Y el segundo motivo de conflicto, es qué hacen Internet, ¿dónde entra?, ¿con quién se relaciona? ¿A quien está agrediendo? o ¿quién le puede estar agrediendo por ahí?, ¿se va a encontrar con personas mayores que le intenten hacer un grooming? ¿Está dando datos que no debería dar? Entonces realmente este es un tema que no solamente preocupa, sino que también ocupa. Porque las familias saben que tienen que ponerse las pilas a ese respecto. Y yo creo que también hemos avanzado bastante con respecto a años anteriores, porque ya vemos que esto es algo que no es coyuntural, sino que está aquí para quedarse.
Begoña: ¿Hay señales de que tenemos que alarmarnos, o por lo menos, estar en alerta?
Estefanía: Bueno, por lo que respecta al bullying y ciberbullying, realmente hay mucha literatura académica al respecto que nos dice que hay que hacer, que no hay que considerarlo chiquilladas o cosas que ya se pasarán… Medir esto a veces es complicado. Pero sí que hay algunas señales que nos dicen en ambos casos que, en caso de bullying o ciberbullying, qué ¡ojo! Cuando vemos que hay cambios en el comportamiento, enfado y irritabilidad, la expresión corporal, que dice mucho también, la cabeza gacha, el arrastrar los pies, no estar ensimismado… eso también nos puede estar dando alguna señal. Cuando llegan a casa con el material escolar estropeado o que se le ha perdido, dice que se ha perdido o se lo han robado o se lo han estropeado. Desde luego, cuando se disminuye el rendimiento escolar, alguien que iba bueno, pues más o menos bien, y de repente hay un bajón ahí en sus calificaciones ¡Alarma! ¡alerta roja! y desde luego el rechazo al Colegio porque hay algunos niños y niñas que el domingo a la tarde se ponen malísimo. Entonces el bullying y el ciberbullying generan un impacto negativo en la salud mental de los niños y de los adolescentes. Las víctimas de bullying y de ciberbullying manifiestan con frecuencia depresión, ansiedad, intentos tentativos de suicidio, estrés. Entonces, el aislamiento social en el que nos estamos viendo en los últimos tiempos, en los que bueno parece que hemos recuperado. ¿No?, tenemos que medir mucho todavía con quién nos relacionamos. Ese aislamiento, yo creo que solamente agudiza estos síntomas. Lo que puede significar que, a largo plazo, haya secuelas. Por lo tanto, sí, hay que hacer.
Begoña: Bueno, pues como conclusión, ¿qué hacemos ante todo esto que hemos aprendido a lo largo de toda esta charla? Cuando vemos estos problemas ¿cómo nos comportamos, ¿qué hacemos las familias?
Estefanía: desde luego, familias que detecten que qué ocurre eso en su casa, yo desde luego, en primer lugar, creo que hay que hablar con los niños afectados, pero también hay que hablar con el centro escolar, no hay que entender que esto es un problema individual, porque es un problema de convivencia, es un problema colectivo. Entonces hay que implicar a los centros escolares, sin duda. ¿Y luego? Bueno, pues cuando llegue el caso, desde luego que ahí están también las autoridades policiales para intentar esclarecer lo que ha ocurrido. Son menores, pero que sean menores no significa que no tengan responsabilidades o que no haya que reconducir sus conductas. En los centros escolares sí que se tienen que preocupar por estimular las competencias sociales, las emocionales, trabajar la empatía, y trabajar la empatía también para que quienes están asistiendo a episodios de bullying o de ciberbullying no se queden callados. Hay muchos trabajos que ponen el acento en la capacidad que tiene esa minoría silenciosa para para decir, bueno, esto no, en mi nombre o no con mi silencio. Dar ese paso es muy complicado en algunas ocasiones porque a nadie le gusta ser señalado o señalada como chivata. Es importante que en los centros escolares se trabaje eso también. Y a nivel de ciberacoso, lógicamente, los mensajes se difunden a grandes números o a grandes cantidades de personas porque es fácil compartir, no, entonces también hay que mentalizar en las escuelas en las ikastolas en que no se debe compartir, no se debe participar de eso se ciberacosos, que parecen soft, parecen menores, pero que pueden tener bastante incidencia. La buena noticia es que los protocolos y los screening que están probados para el bullying, para el acoso cara a cara, que llevan años bueno, siendo trabajados y demás, también suelen funcionar para detectar el ciberbullying. Ahí hay un camino aprendido que merece la pena recorrer. Pero, en cualquier caso, la intervención escolar yo creo que es necesaria para para proteger a la víctima, pero también reeducar al agresor, lo que he mencionado antes.
Begoña: ha sido un placer de escucharte, Estefanía Jiménez lo decíamos al principio. Profesora en el departamento de Comunicación Audiovisual de la UPV. Pertenece al departamento Eu Kids Online, proyecto de investigación diseñado para examinar las experiencias de uso, riesgos y seguridad online de niños, niñas, padres y madres y hoy con tu charla hemos aprendido mucho sobre bullying, ciberbullying y sobre todo lo que ha pasado en esta pandemia. Ha sido un placer. Gracias por estar en este podcast de PantallasAmigas. Educación, ciberseguridad y ciudadanía.
Estefanía: Gracias, muchísimas gracias por vuestro interés. Un abrazo.
Educación en ciudadanía y bienestar digital, un podcast de PantallasAmigas presentado por Begoña Beristain.
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