La vieja broma hacia el profesor que se escribía en la pizarra, o se transmitía en un papel ahora se traduce en el ciberespacio en acoso. Hay centros que reclaman «un protocolo» para saber cómo actuar cuando se descubre el problema y una especie de «ciberinspectores»..
En uno de los institutos más señeros de Vigo, varios estudiantes crearon una web para decir de los profesores lo que nunca les dirían a la cara. Según el director del centro, empezaron «poniendo a caldo» a uno de los docentes y luego, al comprobar el éxito que tenían los insultos entre el alumnado, dispararon en otras direcciones. «Era una página abierta en la que podía entrar cualquiera. Algo durísimo. Se metían con los profesores y también con algunos compañeros. Se reían, por ejemplo, de sus enfermedades y desgracias personales, todo lo sacaban a relucir sin el más mínimo pudor».
En el instituto todo el alumnado estaba al tanto y visitaba la página. Un día, por casualidad, se enteró un profesor y éste alertó al director. Se abrió una investigación interna y se identificaron estudiantes de varias clases como implicados. «Se les abrió expediente disciplinario y se resolvió con un cambio de centro». La expulsión definitiva de un puñado de alumnos surtió efecto: ha pasado el tiempo, y la dirección reconoce que los estudiantes tienen blogs y participan en foros diversos de Internet, colgando fotos y haciendo comentarios, pero no le consta que haya «despellejamiento».
El instituto de un pueblo de la Costa da Morte acaba de expulsar a un alumno durante una semana por burlarse de una profesora y varias compañeras «poco agraciadas» colgando sus fotos retocadas y comentadas en un blog. Según el responsable del IES, que como todos los que han detectado el problema prefiere no ser identificado, «el 80% de los chicos de 14 y 15 años tienen blog», o al menos una dirección propia en portales originalmente creados para ligar, como Metroflog o Fotolog. «Y eso que el ADSL sólo llegó aquí hace tres años», comenta asombrado.
Para la Consellería de Educación, éste es un fenómeno nuevo. Más nuevo incluso que el de los padres que insultan a los profesores a través también de blogs. No puede cuantificarlo porque, en general, los casos «se resuelven dentro de la comunidad educativa como faltas de convivencia». Sin embargo, ya hay centros que reclaman «un protocolo» para saber cómo actuar cuando se descubre el problema y una especie de «ciberinspectores» que velen por que se respeten unos límites. «Debería haber personal experto, si no es posible en cada centro, al menos uno para cada tres», sugiere el jefe de estudios del turno de noche de uno de los institutos más antiguos de A Coruña.
«El sistema educativo está en la frontera», explica un director, «porque éste es un mundo paralelo y los chicos navegan desde sus casas. Si la convivencia en el aula se ve perjudicada tenemos que intervenir, pero los únicos que pueden obligar al menor a borrar los insultos, los únicos que pueden requisarle el móvil y retirarles la conexión a la Red, son los padres. Y la mayoría no tienen ni idea de lo que hacen sus hijos».
Fuente Elpaís.com