Gen Playz, el programa de RTVE presentado por Inés Hernand y Darío Eme Hache como colaborador estrella, dedicó durante la pandemia un programa a la adicción a las pantallas.
Hace tiempo que las pantallas dejaron de ser una novedad para convertirse en una extensión de nuestro cuerpo. Una fuente inagotable de estímulos, entretenimiento, información y notificaciones. En España, uno de cada cinco jóvenes está en riesgo de uso adictivo de las pantallas, según un estudio presentado por Cáritas.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Se puede desconectar en un mundo cada vez más digitalizado? ¿Hemos normalizado pasar ocho horas al día mirando el teléfono móvil? ¿Qué efectos tiene este consumo sobre nuestras vidas? A todas estas preguntas responden varios creadores de contenido, estudiantes de Ingeniería Informática y moda, un experto en formación y educación a familias y menores sobre los retos y oportunidades de Internet y una psicóloga especializada en adicciones.
En la mesa Devi Uranga, psicóloga especializada en adicciones, abre el debate dejando claro desde un principio cómo distinguir un problema, con la adicción real con las pantallas. “La teoría, dentro de la psicología clínica, siempre habla de lo mismo. En cualquier patología, para considéralo patología tenemos que hablar de que hay una interferencia problemática en la vida de una persona que le interfiere en su vida diaria, le está paralizando de alguna manera y hay un malestar psicológico” A partir de sufrir estos dos ítems es cuando se puede hablar de tener adicción o en todo caso, uso abusivo, dependencia o uso irresponsable de las tecnologías más que de adicción.
Devi toma el ejemplo de las «bombillas rojas» que nos pueden hacer ver que tenemos un problema. “Afectación en el sueño, abandono de hábitos saludables, la alimentación empieza a ser pobre, sedentarismo, dejación de actividades de ocio y amistades, absentismo en el trabajo e instituto, problemas dentro de la familia, establecer contacto en redes con personas desconocidas…”
Por otro lado, la psicóloga destaca el uso de la tecnología en adolescentes. “La gravedad es que el adolescente está en desarrollo, ha empezado su proceso de madurez es tremendamente frágil y vulnerable y la calidad de su futuro dependa de las practicas que tenga de los 12 a los 21 años más o menos”. “Se desarrollan habilidades sociales en la adolescencia, si tus relaciones sociales quedan empobrecidas seguramente pagues un precio en la madurez”, concluye.
Jorge Flores, fundador y director de ‘PantallasAmigas, siguiendo con el símil de las «bombillas rojas», responde sobre las horas a partir de las cuales puede considerarse un uso excesivo de pantallas. “Hay que ver a qué se dedica cada cual, las edades… cuando afecta a la vida diaria y está obligándonos a hacer cosas o dejar de hacer cosas que debiéramos hacer. Ese es el límite”. “Las horas es un factor, pero depende de lo que hagamos en esas horas. No es lo mismo hacer una cosa que otra o hacer cosas diversas”. Por este motivo para Jorge decir cuántas horas quizás no sería la pregunta adecuada para determinar una adicción.
Jorge habla sobre la influencia de llevar una pantalla siempre en el bolsillo. “Es un dispensador permanente e inmediato de dopamina”. Incluso no es que lo usemos cuando sentimos ese impulso, sino que la propia disponibilidad a veces nos hace tomarlo o acceder sin saber qué queremos hacer con él, es casi como un gesto automatizado”.
En el otro lado de la mesa, Hurona Rolera (@hurona__rolera), streamer de videojuegos cuenta su experiencia con las pantallas. “Cuantos más seguidores tengo más me he desenganchado. Estaba muy muy enganchada. Yo dependía de Internet”. “Al día, me tiro 6 horas teniendo en cuenta todo lo que hago, trabajo con el móvil”. “He tenido que ponerme como barreras a la hora de utilizar las redes sociales”. La streamer destaca Discord por encima de otras redes. “Si tuviera que decir que tengo un problema con una aplicación sería Discord. Ahí entra lo personal, ya no soy un perfil público”.
Darío pregunta a Dana si piensa que estamos perdiendo habilidades sociales. “Yo lo que me planteo es que no sé dónde está la barrera de lo que es mejor o peor. Lo que tengo clarísimo es que la forma de relacionarse está cambiando y ha cambiado”. “Es cierto que las habilidades sociales con las personas cara a cara han cambiado, pero por otro lado he notado más sensibilidad”.
Carlos Marín aka Señor Zeta (@sr_zeta), fotógrafo y creador de contenido coincide con Hurona, “Al final estas en un constante flujo de aplicaciones. Yo intento librarme bastante, pero es complejo”. “Yo antes era un obsesionado que no podía tener una burbujita en el móvil (las notificaciones), tenía que tener todo, hasta los emails atendidos, ¡hasta el spam vacío! Ahora ya me da igual, hasta a lo mejor tardo dos días en contestar a un amigo”. Señor Zeta, destaca por su profesión de fotógrafo el tema de los likes, “Antes estaba obsesionado, que una foto funciones mejor, el algoritmo… ¿estoy haciendo contenido para mí o para la gente que me consume? es muy caótico todo al final”.
¿Por qué nos enganchamos? Sandra Ortonobes youtuber del canal de divulgación científica La Hiperactina, lo tiene claro. “Por el refuerzo positivo que nos dan las redes sociales. Nos dan un placer superinmediato y una recompensa superrápida”. “Es lo que hace que nos enganchemos. Cuando hacemos una actividad que nos da placer, se produce en nuestro cerebro dopamina, que es una hormona que nos da una sensación de recompensa y nos incita a querer repetir la experiencia”.
Inés pregunta a Sandra sobre las consecuencias a nivel cognitivo de utilizar la tecnología. “Es una trasformación de tus capacidades. Antes ibas con un mapa por la calle, te levantabas con un despertador… al final el móvil es una herramienta más”, como comentaba Jorge, es cuestión de saber cómo dosificar y cómo la utilizas.
Para finalizar el debate Inés Hernand, expone el tema de la criminalización de ciertas cosas y la vanagloria de las pantallas. Para Jorge Flores, es uno de los factores que contribuye a que hagamos un uso intensivo, que pueda derivar en abusivo de las pantallas. “Aquella persona que tiene más redes o más seguidores, posiblemente gane más aceptación entre sus pares, por tanto, es un estímulo a que consumamos más y por otro lado a que pueda presentar un problema por sobreuso. Incluso hace que no sea tan mal vista como otras prácticas, por ejemplo, beber mucho o la ludopatía”.
La psicóloga especializada en adicciones Devi Uranga, destaca la importancia de trabajar la autoestima. “Cualquier abuso, sea con sustancias o sin sustancias vive gracias a una autoestima flojita”.
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