- PantallasAmigas y Twitter promueven una campaña que invita a revisar los hábitos de sobreuso de Internet, móviles, redes sociales y videojuegos que se hayan podido adquirir durante el período de confinamiento.
- Son 6 sencillos pasos que pueden ser adaptados a cada realidad particular, especialmente orientados para las personas menores, pero también indicados para mejorar el bienestar digital de la familia en su conjunto.
La conocida teoría de los 21 días supone que la repetición de una acción consecutivamente durante ese periodo de tiempo hace que se incorpore como una costumbre o hábito de manera prolongada. Este periodo de confinamiento nos ha encerrado con las pantallas en casa y gracias a ellas hemos podido dar continuidad a muchos aspectos de nuestra vida: social, laboral, escolar, familiar… A lo largo de estos más de dos meses hemos pasado por diferentes fases en un tobogán de sensaciones propio de un cambio vital tan contundente y sobrevenido y las pantallas, junto con todo lo que hay detrás, se han convertido en un eje de nuestra cotidianidad. Si con 21 días se puede llegar a forjar un hábito ¿qué hábitos habremos adquirido respecto al móvil, Internet, los videojuegos o las redes sociales? ¿cuántos? ¿cómo de consolidados han quedado?
Algunas de las nuevas actividades realizadas e incluso costumbres adquiridas en este periodo pueden resultar muy positivas, pero quizás otras no. Sabemos que la tendencia al sobreuso del móvil, las redes sociales o los videojuegos es común en depende qué grupos de población. Esta tendencia se ha podido ver reforzada o incluso iniciada durante la cuarentena por la dinámica del aislamiento. La pregunta es ¿son hábitos que queremos mantener? ¿son saludables? Algo nos ha pasado, en algo hemos cambiado, y algo debemos hacer si queremos modificarlo después de haber tomado conciencia.
Si el sobreuso es un hábito reforzado o adquirido durante el confinamiento, la campaña proporciona seis pasos para la desescalada digital en la familia que, lejos de una brusca dieta detox digital, pretende instaurar nuevas costumbres sostenibles de consumo saludable. Son unas pautas para poder reducir, de forma consciente y responsable, el uso de las pantallas tanto para los miembros adultos de la familia como para el resto, tutelados o no por aquellos.
1. Obsérvate. Identifica qué cosas haces con el móvil, las redes sociales o los videojuegos que antes del confinamiento no hacías.
Quizás sean cambios ya tan arraigados que no te das cuenta de que antes no hacías esas cosas, o bien no de esa manera, tantas veces o en esos momentos. Ver cómo se ha cambiado es el primer paso para identificar las áreas de mejora y suprimir esos vicios adquiridos: dormir con el móvil, llevarlo siempre encima, publicar en redes varias veces al día por costumbre, jugar cada noche…
2. Conoce bien tus nuevas rutinas. Trata de saber cuándo, cómo y hasta dónde las has incorporado.
De los cambios observados, céntrate en aquellos que han aumentado el uso de pantallas y se han vuelto rutinarios. Trata de conocer qué los provocó o en qué circunstancias se agudizan, así como la manera en que te afectan y si perduran con la misma intensidad tras el desconfinamiento.
3. Establece tus objetivos. Fija de forma realista pero ambiciosa la nueva situación deseada tras el proceso de desescalada.
El propósito último es realizar un uso más racional y moderado de las pantallas. Este fin se descompone en objetivos parciales que hay que identificar, retos que se pueden abordar en paralelo o de forma secuencial, pero que sumados conduce a ese nuevo estado de mayor bienestar.
4. Ayúdate de un plan. Cambia costumbres, pon en práctica trucos que te alejan de la pantalla, mide los avances…
Sabes dónde quieres estar y qué quieres cambiar para ello, pero es necesario pensar cómo lograrlo y cuantificar los progresos. Un propósito firme y la fuerza de voluntad se pueden ver potenciados por pequeñas estrategias o trucos en tu día a día como, por ejemplo, activar rutinas de ocio no digital, desactivar notificaciones o dejar el móvil fuera de tu vista o alcance.
5. Comparte tu propósito con tu entorno. Hazles partícipes de tu voluntad en cambiar ciertos hábitos y pídeles colaboración y comprensión.
La meta es ambiciosa y en ocasiones las personas del ámbito familiar, laboral o escolar pueden no entender tu nueva actitud y eso crear un obstáculo adicional. Cambia esa amenaza por una oportunidad y hazlas cómplices de tu propósito. Puede incluso que lo quieran compartir contigo.
6. Revisa tu plan. Periódicamente mide los avances, identifica y cambia lo que no va bien, reajusta las metas y prémiate por los logros.
La desescalada digital supone un proceso de transición hacían un mayor estado de bienestar. Es una nueva forma de vida y consumo que requiere reeducar hábitos en un contexto cambiante con muchas variables. Es importante reajustar la estrategia en función de los resultados obtenidos y recompensarse por lo ya logrado.
Este plan de seis pasos puede ser tomado por cualquier miembro de la familia que sienta la necesidad de ello o, mejor aún, ser parte de un compromiso colectivo donde se establezcan metas individualizadas pero un objetivo común: desescalar el sobreuso de pantallas.
Url de la campaña: www.desescaladadigital.com
El reto puede ser más o menos duro en función de cómo hayamos gestionado este tipo de clausura para el cual ya habíamos dado unas pautas con el “Decálogo para el confinamiento digital saludable en familia”